Estos son los que aseguran la protección de los ecosistemas pero actualmente están siendo vulnerados en todos los países amazónicos. De acuerdo a cifras de la RAISG, en 2018 de 136.000 kilómetros de carreteras mapeadas en la región, por lo menos 26.000 se encuentran superpuestas con estas áreas.
En Bolivia la mayor amenaza está relacionada a la conversión en el uso del suelo y los incendios forestales. Debido a la falta de recursos de los pequeños productores, cuando un área se vuelve inutilizable, el cultivo se trasladan hacia otra y así la agricultura abarca cada vez más hectáreas de la Amazonía. Esto tiene terribles consecuencias en el cambio climático.
"En nuestro país ya hay regiones en las que la temperatura incrementó 1 grado centígrado y la lluvia ha disminuído en un 17%. La Amazonía está sufriendo períodos de sequía que antes no sucedían", señaló Marlene Quintanilla, directora de investigación y gestión del conocimiento en la Fundación Amigos de la Naturaleza en Bolivia, que forma parte de la red RAISG.
De acuerdo a un informe elaborado por la organización en este país, en 13 años se han afectado 18,7 millones de hectáreas por incendios forestales. Esto genera grandes emisiones de carbono desde el mes de junio hasta septiembre. Durante este período, ciudades como Santa Cruz tienen elevados niveles de contaminación del aire.
Según un estudio publicado por la revista Science en 2018, cuando el nivel de deforestación alcance entre un 20 y un 25% —actualmente se encuentra en un 12%— el sistema amazónico llegará a un punto de no retorno en el que las consecuencias serán irreversibles.
Desde la Fundación Amigos de la Naturaleza se está trabajando con los gobiernos municipales para intentar revertir la situación, resaltando la importancia de los bosques, no solo desde el punto de vista medioambiental sino económico.