El 'Chilangos Low Bike' fue fundado a fines de 2014 a partir de las rodadas domingueras en el Paseo de la Reforma —una de las principales avenidas de la ciudad— y desde entonces ha cosechado más de 80 miembros.
La palabra 'chilango' es un gentilicio informal que refiere a los habitantes de la capital mexicana. Y las bicicletas bajas son una de las principales expresiones de la cultura chola, junto a la ropa grande y los tatuajes.
Para algunos de sus miembros, es una manera de encontrar alternativas a la violencia y al mundo criminal, una pasión que se va construyendo con paciencia.
Unirse al club
Devanny y su esposo, Fernando, se unieron a las convocatorias para rodar por la ciudad y tiempo después, también al club 'Chilangos low bike'.
"Al principio íbamos caminando y ellos en bici, a veces no llegábamos a los puntos del recorrido. Ya después mi esposo compró dos. Así estuvimos un tiempo hasta que compró el cuadro de una bicicleta tipo limosina, rodado 26, y comenzamos a armarla", relató Devanny.
"Mi bicicleta ha andado para arriba y para abajo. Poco a poco vi cómo se hacía. Tardó como dos años hasta quedar así", dijo Devanny a Sputnik.
Parte de esta cultura implica trabajar en las bicicletas para que cada una de ellas tenga un estilo propio y se distinga del resto.
Es un paseo del que participan familias completas, en las que los mayores van heredando el gusto por estas bicis bajitas a los más jóvenes. Bryan y Miklo son dos adolescentes de 13 y 11 años que participaron ese día.
"Mi papá hizo la bici que tengo, era de él. Pero para hacer la mía ya hay algunas piezas, tengo mi cuadro, mis rines y mis llantas, que son rodado 20", explicó Miklo a Sputnik.
"Me falta poco para pertenecer al club Chilangos, unas rodadas más y ya. Lo que más me gusta es la convivencia, porque ellos hacen que todos nos juntemos y nos la pasemos bien", agregó el jovencito.
Para Bryan, esta rodada fue su primera experiencia con el club de ciclistas: "Como mi tío es cholo desde hace un montón, veía sus bicis y me gustaban mucho. Esta es mi primera rodada y estuvo chida (bonita)" comentó el niño, que dijo que lo único que no le gustó fue que la Policía fuera escoltando al grupo de bicicletas.
Romper el prejuicio
El desfile de bicicletas hipnotiza a cualquiera con los diseños de sus cuadros, piezas y el terminado de la pintura, que las vuelve únicas. Cada una es soldada, ensamblada y pintada a mano por diferentes hojalateros y llegan a tener hasta tres metros de largo. Algunas personas se acercan y piden sacarse fotos, cuando el club descansa. Otros, más tímidos, miran desde la distancia.
"El punto de estas rodadas es dar a conocer la cultura de la bici. Nos gusta que la gente se acerque a verlas", dijo Devanny.
La rodada que Sputnik acompañó partió del Zócalo capitalino y fue hasta la zona poniente de la ciudad. Al terminar, los ciclistas compartieron una comida y luego, poco a poco, el convoy de bicicletas se fue fragmentando para llevar a sus dueños de vuelta a sus casas.
Para Uriel, que tiene cinco años en el club, es importante que se desestigmatice a los cultores de las 'low bikes': "Es una cultura muy buena para alejarse de las pandillas y además une a las familias. Así fue en mi caso", dijo.
"La bicicleta te quita de la violencia, las drogas y la delincuencia y te lleva a otras cosas más positivas. Aunque hay un mundo de gente en este ámbito, no sólo expandilleros o exconvictos, yo creo que más gente debería acercarse a estos clubs", concluyó.