Los partidos del Mundial de 2018 se celebraron en 12 estadios repartidos en 11 ciudades. Todo un récord en la historia del Mundial. La inmensa geografía de Rusia permitió a los hinchas conocer mejor la cultura del país y ver, con sus propios ojos, cómo se preparó el anfitrión para su llegada.
Los tres millones de 'fans' convirtieron al Mundial de fútbol de la FIFA Rusia 2018 en uno de los cuatro Mundiales de fútbol más concurridos de la organización. Y entre los hinchas también hubo periodistas.
Alberto García es un ecuatoriano que trabaja como corresponsal en Rusia. Llegó al país en 2012 y cubrió el Mundial de fútbol. Cuando llegó solo quería dedicarse al periodismo deportivo fuera de Ecuador, pero acabó queriendo montar en Rusia su propio grupo de música. Así que firmó un contrato musical en Moscú mientras estudiaba ruso.
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Sobre el Mundial, García asegura que se convirtió en el ideal de lo que un Mundial de fútbol debe ser. Y se refiere tanto a los estadios como a la organización. Subraya sobre todo la importancia de sentirse seguro durante el campeonato. Algo que se cumplió excepto en una ocasión.
"Durante el partido entre Perú y Dinamarca de la fase de grupos, en Saransk, estaba en la tribuna detrás de las vallas. Salté de alegría cuando el árbitro pitó penalti. Y al segundo me llevé una ducha de cerveza de los hinchas daneses que tenía detrás de mí", explica a Sputnik.
Manuel Medina llegó desde Tijuana a Kazán para cubrir el evento. El de Rusia fue su tercer Mundial y se preparó para él llegando a la ciudad dos meses antes de que empezasen los partidos para aprender ruso, para saber más sobre la cultura y para demostrar a la gente de México y de América Latina que Rusia es algo más que vodka, nieve y osos.
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"Ahora vivo en Rusia y planeo abrir un restaurante mexicano. Prefiero vivir aquí por la localización porque trabajo cubriendo varios eventos deportivos europeos", explica.
Johnny Elias cubrió el Mundial de Rusia como corresponsal de la versión árabe de Sputnik. El sirio asegura que su trabajo en Rusia es, en cierta medida, una manera de saldar la deuda que tiene con el país por haberle dado la oportunidad de estudiar.
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El trabajo de Elias se resume en 30 horas de vuelo, 23 horas de carretera y unas 400 noticias publicadas. Sin contar los amigos de todo el mundo que hizo por el camino. "Viví el Mundial como periodista y como turista. Me gustó el buen nivel de organización y cómo trasladaron el ambiente festivo a las calles", dice.
Como ejemplo de organización recuerda un episodio en el que uno de sus amigos fue atendido inmediatamente en el estadio por una ambulancia debido al cansancio de la carretera.