Luego de la fractura que significó para España la Guerra Civil (1936-1939) y de los desastres que provocaron en toda Europa la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el país ibérico se encontraba sumido en la pobreza extrema e impedido de recibir apoyo debido al boicot de las Naciones Unidas y su exclusión de los programas de recuperación económica al continente en rechazo al franquismo.
Argentina, en esos años gobernada por Juan Domingo Perón (1945-1955), decidió no ser parte de las políticas de aislamiento y ofreció un crédito con bajos intereses para el envío de 520.000 toneladas de trigo y maíz en 1947, que fue extendido en 1948 para otras 400.000 toneladas de granos, a cambio de materias primas para desarrollar la industria y el posicionamiento geopolítico del país austral.
Perón fue invitado a España para fortalecer los vínculos diplomáticos y comerciales pero en su lugar viajó su mujer, Eva, a mediados de 1947. Además de colocarse ante el ojo público como benefactores ecuánimes, lo que se conocía en aquellos años como "tercera posición", el viaje significó una catapulta internacional para la figura de Evita, quien recorrió barrios carenciados y realizó un discurso de reivindicación de las clases populares y de las mujeres.
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La visita a España estuvo marcada por una recepción multitudinaria en la Plaza de Oriente en Madrid. Evita recibió en aquella ocasión la condecoración de la Gran Cruz de de la Orden de Isabel la Católica y 50 trajes tradicionales completos de las regiones ibéricas.
"No es una exposición que puede estar en la colección permanente porque requieren muchos cuidados. Organizamos el relato basado en este viaje que Eva realizó a España, tomándola a ella como protagonista, pero si recorrés te vas a dar cuenta que la colección también es protagonista porque está ligada a la historia de nuestro país", dijo a Sputnik Patricia Nobilia, curadora e investigadora del Museo de Arte Español Enrique Larreta y responsable de la exhibición Un regalo para Evita: trajes, cultura y política.
Los vestidos y accesorios correspondientes fueron exhibidos al regreso del mandatario y su esposa en el Museo Nacional de Arte Decorativo y luego guardados en la residencia presidencial de aquel entonces, el Palacio Unzué, una mansión que fue demolida luego del golpe que derrocó a Perón en 1955, que estaba ubicada donde hoy se encuentra la Biblioteca Nacional.
"Siento todo lo que he vivido, porque al llegar a los 80 años, como tengo, me emocionó bastante porque recordé a mi familia, mi casa. Tenía 13 años y fui con mi mamá a la exposición del Museo de Arte Decorativo. Me acuerdo que el lugar era impactante. Igual lo que más me impacta es que hayan podido guardar durante todos estos años semejante colección", dijo a Sputnik Beatriz Abad, luego de recorrer el Museo Larreta, donde se exhiben los trajes este año en honor al centenario del nacimiento de Evita.
Luego del golpe de la autodenominada "Revolución Libertadora", los bienes de Perón fueron confiscados y los vestidos estuvieron guardados en el Banco Municipal, que afortunadamente no los subastó. En 1967, son transferidos por decreto presidencial al Museo Larreta a través de un operativo secreto, pero es recién en 1985, luego del regreso de la democracia después de la última dictadura militar, que el público argentino pudo volver a ver esta colección.
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Estrella Pavioni tenía cinco años cuando viajó desde su pueblo natal, Tandil, en la provincia de Buenos Aires, a la capital acompañando a ver la muestra original a su madre, que era secretaria general del sindicato de lavaderos y afines, "una mujer de avanzada", cuenta, y una devota seguidora de Evita.
"Es reparador estar acá. Algunas cosas las pudimos conservar para poder proyectarlas. Los argentinos hemos corrido tantos riesgos y hemos perdido tantas cosas, sin ir más lejos el Palacio Unzué, destruido con la intención de destruir la memoria, como hicieron al mandar a Italia el cadáver de Evita y todo lo que le hicieron", dijo Estrella a Sputnik en el Museo Larreta.
Y añadió: "Me hace tener presente lo difícil que es nuestra historia, el recorrido que tuvo que hacer Evita, mejor embajadora que ella no hubo. Pensar que después ya empezó a ser otra Evita porque significó un cambio muy importante cuando regresa. Uno se pregunta cómo una persona, una mujer, pudo haber hecho tantas cosas en tan poco tiempo. A la luz del feminismo encontrás que abrió caminos por donde se la mire. Ella en sí misma era una revolución".