Los donantes "se preocupan de si ese dinero llegará donde tiene que llegar… es el tema de la corrupción; no sirve de nada esconderlo, me da vergüenza, pero hay que enfrentarlo de cara", afirmó en diálogo con Sputnik.
En su opinión, la "mala fama" de Brasil, reforzada tras el escándalo destapado en los últimos años con la Operación Lava Jato, ahuyenta a las empresas privadas y a los particulares dispuestos a ayudar.
En los últimos meses, las labores de los trabajadores del Museo Nacional se centraron en rescatar de entre los escombros piezas o fragmentos de ellas (se perdió más del 75% de la colección del museo, según su director).
Del edificio del museo apenas quedan las fachadas y las paredes internas, y no fue hasta pocas semanas atrás cuando se instaló una gran cubierta de metal para proteger los restos de las inclemencias del tiempo, algo que tras el incendio se consideraba urgente para preservar lo poco que se habría salvado de las llamas.
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Ese tejado provisional fue posible gracias a la primera y mayor partida que recibió el museo hasta la fecha; 16 millones de reales (4,1 millones de dólares) que el Gobierno de Michel Temer destinó para trabajos de estabilización de emergencia.
A pesar de todo, las aportaciones del Gobierno brasileño no fueron suficientes: parte de los restos de las colecciones rescatadas se acumulan en el suelo por la falta de contenedores, y Kellner asegura que falta dinero "hasta para cambiar una bombilla".
La situación de precariedad del museo, el más importante del país, contrasta con la rapidez con que se lograron donaciones para la reconstrucción de Notre Dame de París, también afectada por un incendio.
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En Brasil causó especial controversia el hecho de que una de las donantes fuera la millonaria brasileña Lily Safra, quien brindó 10 millones de euros para reconstruir la catedral parisina e ignoró las penurias del museo de su tierra natal.
Las autoridades de Italia y Francia se han mostrado dispuestas a ceder piezas para recomponer la colección.
El Gobierno italiano está financiando la reconstrucción de una Koré, importante estatua femenina griega encontrada en 1853 en un túmulo en Italia y que se rompió durante el incendio, y los responsables del Louvre visitarán próximamente Río de Janeiro para evaluar la posibilidad de préstamos temporales de piezas.
"La importancia del museo trasciende las fronteras de Brasil, pero tenemos que merecer ese material, por eso tenemos que tener un área con todas las medidas de seguridad (…) tenemos que ganarnos su confianza; lo que pasó fue una vergüenza para nuestro país, pero vamos a asimilarlo y vamos a mejorar", confió Kellner.
El museo se formó en base a las colecciones del rey Juan VI de Portugal, quien se trasladó a este edificio de Río de Janeiro con la familia real cuando dejó Lisboa huyendo de Napoleón.
Antes de que se convirtiera en museo el palacio real fue el escenario de la firma de la declaración de independencia de Brasil en 1822 y de la primera Asamblea Constituyente de la República.