Se trata de una organización animalista sin ánimo de lucro. De hecho, las ratas que correteaban por el bar eran todas suyas, así que estaban domesticadas y limpias. Los clientes que han entrado han tenido media hora para interactuar con ellas, y muchos se han grabado y hecho fotos mientras se ponían a los roedores en el hombro y brindaban.
Jennifer Edwards, la jefa de márquetin del San Francisco Dungeon, ha explicado que la idea se la dio un evento que ella misma organizó hace unos años en el que los clientes podían acurrucarse con ratas mientras tomaban un café y comían cosas dulces. El evento acabó siendo tan popular que Edwards decidió repetir.
La entrada ha salido a 50 dólares por persona, bebida incluida.