La madrugada del 16 de junio de 1952, el hidroavión sueco Catalina identificado como 47.002 fue detectado en el espacio aéreo soviético. Los pilotos de la aviación naval Nikolái Semernikov e Ilya Yatsenko-Kosenko despegaron en cazas MiG-15 desde Tallin (actual capital estonia) al encuentro de la aeronave sueca. El intruso se encontraba a una altitud de 4.000 metros, a cuatro millas al noreste de la isla estonia de Hiiumaa.
"Era la hora del amanecer. Los suecos nos vieron y empezaron a dirigirse a la zona neutral. Alcanzarlos llevaría cuestión de segundos. Nos acercamos a unos 20 metros y ordenamos que Catalina nos siguiera a nuestro aeródromo. Sin embargo, la aeronave continuó en una trayectoria recta. Informé al puesto de mando que el intruso no cumplía las órdenes. La estación en tierra ordenó que abriéramos fuego. Yatsenko-Kosenko disparó. Después de eso, vi al hidroavión ya en el agua", contó Semernikov citado por Rossiyskaya Gazeta.
Los cinco miembros de la tripulación del hidroavión, dos de los cuales estaban heridos, fueron rescatados por el buque mercante alemán Munsterland y llevados a Finlandia. A Semernikov e Yatsenko-Kosenko les fue otorgada la Orden de la Bandera Roja de Batalla por su coraje al derribar Catalina.
En Estocolmo, los ciudadanos suecos enojados lanzaron piedras contra la Embajada soviética e incluso rompieron las ventanas del edificio. Las cancillerías de las dos potencias intercambiaron notas de protesta y casi rompen las relaciones diplomáticas. Sin embargo, esta historia no termina ahí.
Poco después, los reporteros descubrieron que el hidroavión estaba buscando a otra aeronave, un avión de reconocimiento Douglas DC-3, desaparecido tres días antes del incidente. Durante más de 50 años, no se supo a ciencia cierta qué le pasó a esta aeronave ni a sus tripulantes.
Posteriormente se descubrió que a principios de la década de 1950, Suecia cooperaba secretamente con la OTAN y que había recibido una tarea importante: investigar la línea de defensa soviética en los Bálticos y recopilar la mayor cantidad de información posible sobre su funcionamiento. Para esta misión, Suecia recibió dos aviones de transporte estadounidenses DC-3 equipados con los más modernos aparatos de espionaje electrónico de la época.
El último contacto con Hugin, una de las dos aeronaves-espías que volaba periódicamente en el espacio aéreo de la URSS sin autorización, tuvo lugar a las 11:08 del 13 de junio. Así como le pasó a Catalina unos días más tarde, el Douglas DC-3 fue abatido por un caza MiG-15 por invadir el espacio aéreo soviético. Los ocho miembros de la tripulación murieron en la caída de la aeronave en las aguas del mar Báltico. La historia solo se dio a conocer cuando fueron desclasificados en Rusia los documentos acerca del incidente.
La publicación del documento hizo estallar un escándalo en Suecia. Uno de los periódicos más populares del país, Expressen, escribió que el vuelo del DC-3 había sido una provocación que culminó en la muerte de soldados suecos. En junio de 2004, la aeronave y los restos de cinco miembros de la tripulación fueron finalmente encontrados a una profundidad de 125 metros al norte de la isla de Gotland-Sandon.