El 'host' (anfitrión) lleva las reglas y el tiempo de las batallas, la forma básica y democrática para medirse con otros en la calle. Es como un referí que además, tiene que mantener la atención y el ánimo del público en los eventos de 'freestyle', rap improvisado.
"Me considero un host muy activo. No dejo que la gente esté apagada, me vuelvo parte de ella. Me encanta ver brincar a cientos de personas en un evento de plaza", dijo a Sputnik el músico urbano Deckor, durante uno de estos eventos callejeros.
"Hay que hacer que el público dé todo de sí. Muchos piensan que el host está parado, llevando el tiempo controlando a los raperos y el ruido afuera, pero va más allá", agregó el joven, que lleva seis años metido en el rap, "practicándolo, viviendo de esto", contó.
Batallas improvisadas
Cuando Deckor empezó, se subía a rapear a los microbuses, desde las 9 de la mañana a las 8 de la noche.
"Tengo una familia, una niña de tres años. Con la bendición de Dios siempre sacaba algo bueno", explicó el joven.
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El nombre que figura en sus documentos es Diego Castro, en el mundo del rap lo llaman Deckor, su mote artístico. En la jerga de este género, su 'a.k.a.': 'also known as', expresión que en inglés significa 'conocido además como'. En su haber, el músico cuenta con dos discos editados.
En la Glorieta de los Insurgentes, una zona céntrica de la ciudad de México, cuatro jóvenes se lanzan rimas sobre una pista. Deckor está entre ellos, con otro joven conocido como 'Sicario'.
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Minutos después llega un grupo de 16 muchachos, 'Los de Revolución', en alusión al grupo que se reúne en la explanada que rodea este monumento. Cada uno pone su nombre en un papelito, que va a una gorra, para que el azar guíe la batalla.
El jurado, compuesto de otros raperos, va eliminando a los participantes en cada ronda. Los que pierden, ya no compiten. Los que ganan, vuelven a meter en otra gorra su nombre escrito en el papelito. Más de 20 batallas de raperos amateur se suceden en la tarde. Cada poco, alguno de los raperos pide una moneda al público presente.
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La semifinal, entre 'Titanique' y 'El Tío', los ubicó en tercer y cuarto puesto de esta competencia improvisada y rápida. 'John Connor' y 'Dostin' pelearon la batalla estelar a rimas de esa tarde.
El campeón se llevó el premio mayor: las monedas recolectadas entre los transeúntes y la cooperación que cada rapero puso para participar.
Rapear para vivir
"Es muy complicado vivir del rap", relató Deckor a Sputnik, cuando la batalla tuvo su ganador.
"Cuando empecé, era mal visto. La gente pensaba que ser rapero es ser malandro, pero con el tiempo, fue mejorando el trato", dijo el joven, que firmó contrato con Deathmatch México, una liga de batallas de freestyle.
"El entrenamiento también es trabajo. Cuando llega alguien nuevo y quiere rapear en lugares como Bellas Artes o Revolución (donde se juntan la mayoría de los raperos) no lo dejan porque están trabajando. Entiendo ese punto, muchos vivimos de eso", explicó 'Sicario' a Sputnik.
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Los jóvenes comentan que les buscan generar un punto de reunión para los raperos nuevos, que quieren probarse en la calle, que no interfiera con los que logran su sustento gracias a la rapidez mental para anudar palabras. Por ahora, su reunión es cada día, después de las tres de la tarde, en la Glorieta Insurgentes.
"Si alguien cree que le están cortando las alas, que no se de por vencido, los sueños se cumplen", dijo Deckor al terminar la entrevista. “Hay que tener fe porque tarde o temprano a uno le salen las cosas. Hay que jugarse todo el tiempo por ir evolucionando", concluyó.