La munición disparada alcanzó una velocidad de entre 500 y 885 metros por segundo en el momento del impacto en el blindaje. El experimento reveló que la capa de espuma metálica compuesta absorbió entre el 72% y el 75% de la energía cinética de las balas y entre el 68% y el 78% de la energía cinética de los cartuchos perforantes de blindaje.
"El blindaje de la espuma metálica compuesta tenía la mitad del peso de la protección hecha de acero (...) En otras palabras pudimos alcanzar un considerable ahorro de peso que beneficia el rendimiento del vehículo y la eficiencia de combustible", declaró Afsaneh Rabiei, profesor de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y uno de los autores del estudio.
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Los resultados del experimento señalan que los diseñadores de vehículos blindados modernos son capaces de desarrollar transportes militares más ligeros sin necesidad de sacrificar su seguridad.
La CMF es una espuma que incluye huecos y esferas metálicas, hechas de acero inoxidable o titanio, e integrados en la matriz metálica producida de acero, titanio, aluminio y otras aleaciones.