La desinformación parece ser el cáncer del periodismo actual. Siempre existió, pero en la época de internet y redes sociales, la velocidad de una noticia falsa supera ampliamente a la noticia verdadera.
En la política, el efecto puede ser decisivo, como se vio en Brasil durante la campaña presidencial de 2018, en la cual ganó Jair Bolsonaro.
Un estudio de las universidades de São Paulo y Minas Gerais con la agencia Lupa analizó 347 grupos de WhatsApp con 18.000 usuarios y 846.000 mensajes enviados entre el 16 de agosto y el 7 de octubre de 2018, durante el primer turno das elecciones y verificó que de las 50 imágenes más difundidas solo cuatro fueron veraces.
Bia Barbosa, periodista e investigadora de la asociación Intervozes, visitó Montevideo para participar de un seminario sobre desinformación en las elecciones brasileñas convocado por la Asociación de Periodistas de Uruguay.
“Hubo [en Brasil] una industria, una fábrica de producción organizada, intencional, con mucha plata, para distribuir y crear estas noticias falsas para llegar a una cantidad enorme de personas", dijo.
El volumen fue tan grande, que, según Barbosa, “90% de la población brasileña recibió alguna forma de desinformación, algún hecho mal contado, algún dato que fue sacado de contexto, o alguna imágen totalmente cambiada y falsa”.
Lo más grave fue que “40% de los electores tomó esto en cuenta para decidir su voto".
“Las [fake news] que cambiaron o fueron decisivas para el cambio de voto fueron las relacionadas a cuestiones morales, como por ejemplo el ‘kit gay’”, que supuestamente difundía en las escuelas Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores.
“Hubo otra noticia falsa que decía que Haddad tenía un libro donde incentivaba a tener sexo entre hermanos”, ejemplificó Barbosa.
Pero, según Barbosa, no solo fue la campaña del actual presidente: "Hubo una avalancha de noticias falsas durante el proceso electoral y no solamente a favor de Bolsonaro. Hubo una desinformación generalizada.
Lea más: Presidente de Uruguay: pacto contra noticias falsas es un "ejemplo para el mundo"
Las “fake news” se alimentan del descrédito de los medios tradicionales. Por eso, para Barbosa, “tenemos que buscar la ”la vuelta de la credibilidad de los medios tradicionales de prensa en general”. Además, “hay que verificar la información que muchas veces los medios también replican sin chequear. Hacer el chequeo de datos, de contextos, de subjetividades, es fundamental".
Una de las iniciativas en ese sentido fue la de la Asociación de Prensa de Uruguay que propuso un compromiso ético de cara a las elecciones presidenciales de 2019 y que fue firmado por todos los partidos políticos.