La imagen podría ser perturbadora, el escenario para una película de terror. El edificio ocupa casi un cuarto de manzana, con cuatro plantas superiores ahora vacías, una mole inmensa con los vidrios rotos, pasillos oscuros y lúgubres, donde la mayor parte del espacio es un gran depósito de nada.
Pero la escena se transforma en conmovedora al llegar a la parte trasera de la planta baja, donde están las máquinas que aún siguen activas, operadas por parte de los 41 trabajadores que conforman la Cooperativa Unidos por el Calzado (CUC). Ellos todavía resisten año tras año, crisis tras crisis, ahora en uno de los momentos más difíciles por culpa de la inflación, la devaluación, el ajuste, los tarifazos y la caída del consumo.
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"Yo no entiendo por qué se tira tanto contra la mano de obra argentina. Antes teníamos la importación cerrada y no conseguíamos los materiales, ahora abrieron la importación y llega calzado de China que lo venden a precios irrisorios, ¿pero cuánto te dura? Nosotros hacemos de buena calidad y lo estamos vendiendo a un precio accesible, para que la gente pueda comprar", dijo a Sputnik Alicia Pérez, trabajadora fundadora de CUC.
La fábrica Gatic era una de las empresas de manufactura de calzado e indumentaria deportiva más importantes del país. Creada en los años 50, llegó a tener la licencia de la marca Adidas, a vestir a la Selección Argentina de fútbol y contar con más de 7.000 empleados en 20 fábricas en cuatro provincias del país. La 'Planta 1' de Villa Lynch, en el partido de San Martín, fue la primera y principal.
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Luego de años de declive, del cambio de dueños y del golpe de la crisis de 2001, la "Planta 1" cerró, pero los trabajadores decidieron resistir. Fueron reincorporados en 2003 pero de forma irregular, por lo que tomaron el predio ese año y a finales del 2004 les fue concedida la expropiación. Esto les permitió continuar produciendo a través de la autogestión. Desde 2006 conforman la Mesa de Empresas Recuperadas junto con el municipio y la Universidad de San Martín.
De esta misma mesa forma parte la Cooperativa Deportmet, una empresa metalúrgica especializada en la fabricación de artículos deportivos, que se constituyó como tal en 2007, luego del vaciamiento de Acermex y la recuperación de la fábrica por sus trabajadores, intentos de desalojo y juicios de usurpación que lograron superar.
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"Ideológicamente, un Gobierno como este [de Mauricio Macri] está en contra de todo lo que son las cooperativas y más de una fábrica recuperada, por su visión capitalista. La situación la veo muy mal, cada vez peor. Por mi edad, he vivido el neoliberalismo de la época de los militares [1976-1983], en la de Carlos Menem [1989-1999] y este es más acelerado y más salvaje. El Gobierno debería proteger la industria nacional, ya sabemos que las pymes son las que dan el grueso del trabajo", dijo a este medio Luciano Soba, miembro de la Depormet junto a otros seis trabajadores.
La crisis en la industria argentina vive uno de sus peores momentos en muchos años, funcionando al 40% de su capacidad, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) para marzo de 2019, y con un cierre promedio de 50 pequeñas y medianas empresas por día, según un relevamiento de la asociación civil Empresarios Nacionales.
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La situación de las empresas recuperadas por sus trabajadores es analizada por el Programa Facultad Abierta de la Universidad de Buenos Aires desde 2006. En su último informe, publicado en octubre de 2018, realizan un balance del período de mandato de Mauricio Macri, en el que destacan la gravedad de la situación y confirman los pronósticos realizados en 2016.
"Ni las nuevas empresas recuperadas por sus trabajadores ni las más antiguas logran eludir un panorama desolador en que las condiciones generales de la economía van ahogando aceleradamente las posibilidades de continuar con la producción de forma tal de garantizar ingresos mínimos", describe el documento.
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El informe da cuenta que crecieron de 367 a 384 las empresas recuperadas, sin que esto signifique que se compense la pérdida de puestos de trabajo. Además se aclara que hay un número considerable de estas cooperativas que se encuentran paralizadas por razones varias como tarifas de gas, luz y agua "impagables" o medidas judiciales.
"El Gobierno que tenemos se olvidó de la gente. Todo pueblo necesita tener plata para mantener el mercado interno; si les sacás la plata, no va a consumir; si no consumen, las fábricas no van a producir; y así las fábricas se van a cerrar. Esto ya lo hemos vivido y volvemos a caer siempre en lo mismo", dijo a Sputnik Carlos Moyano.
Moyano trabajó 13 años en Sportech, una empresa textil que, "habiendo trabajo, de la noche a la mañana presentó quiebra", en enero de 2019. Los empleados, al darse cuenta de que les estaban dando vacaciones con dos meses de atraso con el objetivo de vaciar la fábrica, tomaron el predio y resistieron el desalojo.
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Hoy, luego de haber sido visitado por quien les renta el terreno, por el juez que lleva adelante la causa y por las autoridades municipales, están a la espera de que se confirme la expropiación y continuar produciendo de manera autogestionada. "Lo que nosotros queremos es trabajar, otra cosa no pedimos", dijo Carlos.