Si Netanyahu no consigue formar una coalición para gobernar un nuevo mandato y la ley se aprueba, Israel tendrá que convocar elecciones de nuevo para septiembre, algo que nunca ha ocurrido en los 71 años de historia del Estado.
El segundo: que el primer ministro fracase en sus negociaciones y la Knéset apruebe su disolución, condenando al país a nuevos comicios.
En tanto el tercero pasa porque Netanyahu no forme coalición y que los diputados no aprueben la ley, lo cual devolvería el mandato al presidente de Israel, Reuven Rivlin, quien podría encargar la formación de Gobierno a otro diputado.
Además: "Todo lo que hace Netanyahu va en contra del Derecho Internacional"
Netanyahu no ha conseguido formar un ejecutivo a causa de una ley destinada a reclutar a judíos ultraortodoxos para el servicio militar. Los partidos religiosos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, socios de Netanyahu, se oponen a esta regulación, pero la formación de ultraderecha Israel Nuestro Hogar, liderada por el exministro de Defensa Avigdor Lieberman, la exige para respaldar al Gobierno.