"La inversión sigue siendo moderada, frenada por una persistente incertidumbre sobre las perspectivas de reformas fiscales y estructurales", dice el FMI, que considera clave la aprobación de la reforma del sistema de pensiones que propone el Gobierno de Jair Bolsonaro.
Por el momento, la propuesta del Gobierno brasileño está encallada en el Congreso Nacional, y los parlamentarios ya empiezan a barajar la opción de una reforma alternativa que no supondría tanto ahorro para los cofres públicos.
El FMI lamenta que la recuperación de Brasil sigue siendo "lenta", ya que después de que el PIB cayera casi un 7% durante la recesión de 2015 y 2016, solo creció un 1,1% por año en 2017 y 2018.
"El crecimiento en 2019 se proyecta entre el 1 y el 1,5% con importantes riesgos a la baja", augura el organismo.
Además de los problemas internos de Brasil por la falta de reformas, el FMI destaca como causas el débil crecimiento mundial y la recesión en Argentina, que está frenando las exportaciones del gigante sudamericano.
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El organismo pidió además que Brasil tome más medidas para cumplir con el techo de gastos y estabilizar la deuda.
El FMI también considera que liberalizar el comercio es esencial y que Brasil sigue siendo "una de las economías más cerradas del mundo".
Remarca que después de una cierta liberalización comercial a principios de la década de 1990, los aranceles no han cambiado mucho y las barreras no arancelarias son altas.
Por ello, creen que los planes del actual Gobierno para reducir las barreras a la importación con "bienvenidos".
El FMI también considera positiva la entrada de Brasil en la OCDE, que ve como una oportunidad para fomentar la integración comercial.