"El arancel del 25% sobre el calzado sería catastrófico para nuestros consumidores, para nuestras empresas y para la economía estadounidense (…) En nombre de nuestros cientos de millones de consumidores de calzado y cientos de miles de empleados, les pedimos que dejen inmediatamente de aumentar la carga fiscal. Con su propuesta (…) se está pidiendo al consumidor estadounidense que pague la factura. Es hora de poner fin a esta guerra comercial", dice Distribuidores y Minoristas de Calzado de América en su texto.
La carta es abierta, está publicada en la página web de la organización y dirigida al propio Trump, a Robert Lighthizer, representante de Comercio de EEUU; Steven Mnuchin, secretario del Tesoro; Wilbur Ross, secretario de Comercio; y Larry Kudlow, director del Consejo de Economía Nacional.
"Aunque nuestra industria se ha estado alejando de China desde hace algún tiempo, el calzado es una industria muy intensiva en capital, con años de planificación necesarios para tomar decisiones de abastecimiento, y las empresas no pueden simplemente trasladar sus fábricas para adaptarse a estos cambios", añade la misiva.
Según una encuesta realizada entre el 16 y el 20 de mayo por la Cámara de Comercio Estadounidense en Shanghái y la Cámara de Comercio Estadounidense en China en la que participaron 250 empresas, el 60,3% de los encuestados no planea trasladar su producción fuera del gigante asiático. Solo un 5,9% cree que es posible trasladar su producción a Estados Unidos, un 24,7% a los países del sureste asiático, un 10,5% a México y un 8,4% a la India, Bangladesh, Pakistán y Sri Lanka.
A pesar de que la mano de obra china es más cara que en otros muchos países del sureste asiático, por la cadena de suministro y porque la infraestructura de producción está muy desarrollada, señala a Sputnik el director del Centro de Economía y Desarrollo de la Instituto Chino de Análisis de Problemas Internacionales, Jiang Yuechun. Debido a la cadena de suministro establecida y a una infraestructura de producción bien desarrollada, el retorno de la inversión en China es mucho mayor, dice.
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Jiang añade que el ambiente para los negocios en China es cada vez mejor y que el país cada vez pone menos trabas a los que quieren entrar en el país. "El entorno empresarial es muy importante porque cualquier fabricante tiene en cuenta la situación política y jurídica del país en el que va a ubicarse", señala.
Trasladar la producción de una empresa a otro país es un proceso largo en el que se debe invertir mucho capital. Según las estimaciones de Intel, trasladar al menos una de sus instalaciones de embalaje de China costará entre 650 y 875 millones de dólares. Así que todo ese dinero repercutirá luego en los consumidores.
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