No hay hora del día o la noche en que no haya movimiento en la calle Corrientes, como se conoce coloquialmente a esta famosa avenida que atraviesa la ciudad desde Puerto Madero hasta el tradicional cementerio de la Chacarita.
De día es un hervidero de gente y vehículos en toda su extensión, de noche es un imán para quienes buscan el sitio en la ciudad donde nunca falta un lugar donde entretenerse, encontrar los libros que no se hallan en las grandes cadenas, comer las mejores pizzas de media masa del mundo, o simplemente parar a tomar un café a toda hora.
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Además, desde hace un mes, sobre la avenida Corrientes también se prioriza el turismo. En un trayecto de seis cuadras, dos carriles son exclusivos para el transporte público y los taxis durante las 24 horas. Separado por un boulevard, los otros dos carriles son para el uso de tránsito liviano y, entre las 19.00 y las 02.00, se transforman en peatonales.
Del otro lado de la avenida 9 de Julio, donde inicia la zona de los grandes teatros, que muchos comparan con Broadway, en Manhattan, se realizaron trabajos durante 2018 para ensanchar las veredas y permitir que los transeúntes puedan circular con mayor comodidad.
"Corrientes es el corazón de la cultura popular porteña en todos sus formatos. Podés ir a ver ballet en el teatro San Martín y después ir a comer al Palacio de la Papa Frita, podés comprarte una oferta de 3 libros de poesía y terminar en una obra de teatro de revista", dijo a Sputnik Emilio, quien trabaja en una de las librerías de ofertas que se encuentran sobre la mítica vía.
"Y después tenés el espíritu del tango, esa música de que nació marginal, en el arrabal, pero que conquistó el mundo de la mano de Carlos Gardel, que cantaba acá mismo", agregó.
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Gran parte de la historia de la cultura de Buenos Aires en el siglo XX sigue los pasos de una de sus formas de expresión más representativas de la Argentina, característico del mestizaje entre la música europea que traían los inmigrantes y la vida de las clases populares que se establecieron de este lado del Río de la Plata: el tango.
La calle Corrientes cruza los barrios que llevan marcada la estirpe tanguera, desde las modestas milongas y bares de cantores de los barrios de Abasto, Almagro o Boedo hasta la zona de los grandes teatros donde esta forma de expresión se volvió el espíritu de una época, el alma de Buenos Aires.