La Flota del Báltico es, tal vez, uno de los ejemplos más brillantes que demuestra cómo los tres componentes de las Fuerzas Armadas de Rusia como el Ejército, la Armada y las Fuerzas Aéreas pueden trabajar juntos y proteger una gran región estratégica de la posible incursión extranjera, opina el periodista ruso Andréi Stanavov.
Distintos buques, aviación marítima, medios de defensa antiaérea, fuerzas costeras, unidades de mantenimiento operativo, técnico y de retaguardia forman parte de la Flota del Báltico. Estas fuerzas regularmente realizan ejercicios en el Báltico, patrullan su espacio acuoso y envían sus buques a los rincones más alejados de los océanos.
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En particular, en el 2018 el buque Yaroslav Mudri realizó un largo viaje de casi medio año de duración en cuyo transcurso defendió a los buques comerciales de piratas en el golfo de Adén, entró en varios puertos de África y participó en las grandes maniobras que la Armada rusa realizó cerca de las costas de Siria.
"No obstante, desde hace un tiempo los marineros de la Flota del Báltico tiene mucho trabajo que hacer cerca de las costas de Rusia. Los huéspedes armados: los buques de la OTAN se acercan regularmente a las costas del país", enfatiza el autor del artículo.
Se trata de una escuadra compuesta por el destructor estadounidense USS Gravel, las fragatas polaca ORP General K. Pulaski, la británica HMS Westminster y la turca TCG Gokova, así como el buque cisterna alemán FSH Rhoen. La Flota del Báltico vigila constantemente sus actividades y enseña periódicamente lo que podría suceder si sus naves violaran las fronteras de Rusia.
El periodista recuerda como los buques rusos Passat y Liven "hundieron de manera electrónica y prácticamente frente a los ojos de la OTAN" a un grupo de naves enemigas durante ejercicios que se celebraron en abril del 2019. Además, las tripulaciones de los diez bombarderos Su-24 despegaron este mismo mes de un aeródromo situado en la región y aniquilaron de un solo golpe a "una escuadra entera de blancos".
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La 72ª base aérea mixta es responsable de proteger a la Flota del Báltico desde el aire. Sus cazas Su-27 de distintas modificaciones, bombarderos Su-24, aviones de reconocimiento Su-24MP, aeronaves anfibias Be-12, helicópteros Ka-27PL y otros aviones, incluidos cazas de generación 4++ Su-30SM, siempre están listos para apoyar a los buques de la Flota del Báltico.
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Aparte de un gran abanico de aviones, el espacio aéreo sobre el Báltico es protegido por la 44ª división de la defensa aérea de Rusia. Actualmente las autoridades rusas rearman esta unidad militar con los sistemas antiaéreos S-400. Este sistema es capaz de aniquilar blancos aerodinámicos a distancias de hasta 400 kilómetros mientras los sistemas Pantsir-S1 protegen territorios más cercanos.