El déficit global de alimentos y el interés por unos productos no solo nutritivos sino también ecológicos empujan a la humanidad a probar las comidas raras, incluidas algunas especies de insectos.
Según la experta, el valor nutritivo de los insectos depende de su especie, fase de crecimiento y hábitat.
"En general son ricos en proteína, al igual que el pescado, contienen ácidos grasos saturados, que son beneficiosos para los niños desnutridos, así como fibra, fósforo, magnesio y zinc", comenta la experta.
Ivan Albano, director de la granja de grillos Italian Cricket Farm en la ciudad italiana de Turín, también insiste en que es necesario buscar unas fuentes de proteína adicionales.
"Si echamos un vistazo a la estadística de consumo, resulta claro que para 2050 no habrá proteína suficiente para todos si no encontramos otra fuente", advierte Albano.
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Según el director de la granja, en la naturaleza no existe nada que contenga en peso seco un 60-70% de proteína, la producción de un kilo de proteína de grillos genera 1% de dióxido de carbono en comparación con la proteína de origen animal y además, los grillos consumen 2.000 veces menos agua que las vacas, entre otras ventajas.
El director de la granja dice que su empresa también tiene un proyecto de contenedores especiales para criar a los grillos y que podrían ser instalados en cualquier parte del mundo en el marco de misiones humanitarias.
La experta de la FAO, Giulia Muir, está segura de que en futuro los insectos comestibles ayudarán a resolver el déficit de alimentos.
"Las organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos podrían incluir ingredientes producidos de insectos en paquetes de comida nutritiva", pronostica Muir.
Sería una buena señal que los países europeos autorizaran consumir los insectos, dice Muir.
Según la experta, en futuro, los insectos como alimento estarán de moda en los países desarrollados, mientras en los países donde es algo habitual se seguirá consumiendo este producto.
"Quizás veremos en los mercados más productos con ingredientes invisibles producidos de insectos como, por ejemplo, harina de grillos o polvos, en los últimos 10 años aparecieron barritas energéticas y aperitivos, que serían más atractivos para el Occidente", supone Muir.