Todos a pasar por el tubo
En el Instituto Zhukovski las instalaciones que se encargan de ello son descomunales. Estamos hablando de enormes tubos de aire de más de una decena de metros de anchura. Son en realidad bancos de pruebas; tubos aerohidrodinámicos en los que al final no solo lo dan todo los aviones, sino también algunas de las naves espaciales y navíos de fabricación rusa.
El banco de pruebas más impresionante por sus dimensiones es el túnel subsónico y aerohidrodinámico T-101. Se trata del más grande de Europa. Son 14 metros de anchura y 25 de altura dedicados a comprobar si las alas, la cola y el fuselaje de los aviones pueden soportar vientos de hasta 50 metros por segundo.

De esas corrientes de viento se encargan dos enormes ventiladores. Entre los dos alcanzan los 30 megavatios. En este banco de pruebas determinan las características aerodinámicas del aparato, lo que incluye, también, saber la forma en la que se reparte la presión por toda la superficie del avión. Y sobre esa presión comprueban cómo rinden los controles de la nave en caso de que esta se congele en las alturas.
Los rusos pueden configurar el T-101 de varias formas, dependiendo de lo que se quiera comprobar. Se puede meter dentro el modelo de avión o de helicóptero completo —es decir, con todo el fuselaje, incluidas las alas ya listas, los motores y la cola-, solamente el fuselaje —sin las alas ni la cola- o el modelo completo con una cola de doble alerón.







El sistema es tan preciso que incluso tiene en cuenta si la escotilla trasera de carga está abierta o no. Algo que tiene mucho sentido si se quieren estudiar las características aerodinámicas a las que se somete un avión cuando debe lanzar cargamentos desde el aire.
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Resistencia
Cuando el modelo a probar está listo, la nave se introduce dentro del túnel. En las instalaciones del TSAGI hay más de una docena y cada uno tiene su función. Se diferencian también en el diámetro, en la potencia de los ventiladores y en la dirección que adoptan las corrientes de aire que generan. Por ejemplo, en el túnel aerodinámico vertical el viento sale desde la base. Es una forma excelente de ver cómo se las ingenia el avión para recuperarse si cae en barrena. En el caso del túnel T-128, la corriente de aire alcanza velocidades supersónicas. Es el túnel en el que se ponen a prueba misiles, naves espaciales y aviones de combate.

Agua y aire
El 'hidro' de 'aerohidrodinámico' no es casual. Los especialistas del Zhukovski también prueban la resistencia de algunos aviones anfibios, como algunos ekranoplanos, bajo el agua y por la superficie.
Para ello utilizan una catapulta flotante que está instalada sobre una piscina abierta que dispara la nave contra el agua. Se utiliza, entre otras cosas, para estudiar las capacidades y las consecuencias de un amerizaje forzoso. En las instalaciones hay también un canal cerrado que impulsa las naves a 16 metros por segundo. Examinan las hélices, la resistencia contra el oleaje y si son navegables sobre el agua. Por allí pasan incluso torpedos submarinos.
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