Un artículo publicado por Infobae recuerda que Argentina ingresó en 1976 al programa estadounidense 'Landsat', una serie de satélites enviados al espacio por EEUU para tomar fotografías satelitales de diferentes regiones de la Tierra.
El satélite Landsat, ubicado a 912 kilómetros de altura, tomaba fotografías con una resolución máxima de 80 metros. Se movía de este a oeste y pasaba dos veces por el mismo lugar en un intervalo de 18 días.
A mediados de abril de 1982, ya en pleno conflicto con el Reino Unido, Argentina decidió hacer uso del acuerdo y solicitó a la NASA que el satélite modificara su trayectoria para tomar imágenes de las Islas Malvinas.
Documentos estadounidenses recogidos por el portal argentino indicaban que el Gobierno de EEUU analizó el caso consignando que "el satélite está diseñado para no proporcionar información con valor militar y produce fotografías de muy baja resolución (80 metros)".
"Dudamos que Argentina pueda obtener información militar de valor en esta ocasión", agregaba el documento.
EEUU sabía que Argentina tenía derecho a realizar el pedido pero temía perjudicar su relación con el Reino Unido. Por eso, Lawrence Eagleburger, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, se comunicó con el embajador británico en Washington Nicholas Henderson para ponerlo en conocimiento de las intenciones argentinas.
El Gobierno estadounidense informó al británico que la NASA accedería al pedido pero le aseguró que la información no tenía valor militar.
Argentina no se contentó y enseguida hizo otro pedido: nuevas imágenes de las islas el 24 y 25 de abril (las primeras habían sido tomadas el 22 y 23) y una fotografía del "mar circundante" el 26 de abril.
Según la crónica de Infobae, el Gobierno de EEUU, tras una consulta con su par británico, decidió decirle a Argentina que no podía cumplir con su solicitud por "problemas técnicos" del satélite.
Argentina no se rindió y cursó una tercera solicitud del 5 de mayo, esta vez pidiendo imágenes de las islas entre el 7 y el 12 de ese mes. Esa vez EEUU aceptó el pedido aunque "con cierta vergüenza", según le reconocieron a Henderson.
Las imágenes llegaron tal como las había pedido Argentina pero hubo un problema: la nubosidad de esos días no permitía ver prácticamente nada.
Infobae recoge que en el Reino Unido existía la convicción de que, a pesar de la baja resolución de las imágenes, era posible identificar barcos desde el satélite. Sin embargo, Argentina no había podido hacerlo hasta el momento.
Vinculado: Estos son los 5 nuevos aviones de combate de Argentina (y que recuerdan a la Guerra de Malvinas)
Fue una científica argentina, Cora Sneibrum, quien propuso un método para poder rastrear los barcos en la zona, a pesar de que no fueran visibles por el satélite: utilizando rayos infrarrojos sobre las imágenes satelitales era posible rastrear la trayectoria de los barcos, dado que las turbinas de los barcos calientan el agua.
A partir de la temperatura del agua, se podría inferir la distancia de la embarcación a la que se encontraba.
Si bien las imágenes recibidas por Argentina no fueron las suficientes ni con la frecuencia necesaria para obtener información que pudiera cambiar la batalla, fue otra muestra de la importancia del ingenio argentino frente a los recursos de la alianza entre EEUU y Reino Unido.