Según declaró Hrafnsson, las autoridades británicas y estadounidenses no permiten a nadie comunicarse con Assange, algo que hace difícil "proporcionar actualizaciones acerca de su condición".
"Es una cuestión de vida o muerte para Assange, y es una cuestión de preservar el principio fundamental del periodismo: el derecho de publicar información veraz. Eso es de lo que se trata", señaló Hrafnsson, quien instó a que la gente "haga todo lo posible" para ayudar a Assange.
"Escriban a sus parlamentarios y unan sus fuerzas", expresó.
"Piensen en lo que está pasando aquí. Ya no tengo fé en el Gobierno y sus ramas, así que me parece que con todos sus fracasos en el caso WikiLeaks, la gente debe rebelarse y hacer algo", agregó Hrafnsson.
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El jefe de WikiLeaks advirtió que si los activistas no empiezan a organizar protestas para cambiar la situación actual, "vamos a observar la ruptura de todas las normas de nuestra sociedad y del sistema internacional, así que esto es serio, y es una prueba decisiva para todos".
Según declaró a Sputnik uno de los miembros del movimiento #FreeJulianAssange, el ciberactivista fue arrestado en la víspera de la visita oficial del presidente estadounidense Donald Trump al Reino Unido.
"El desalojo de Assange de la embajada de Ecuador fue ideado por la Administración Trump en EEUU. Presionaron a Ecuador para que lo expulsara, y ahora, casualmente, [el presidente de EEUU] va a besarle la mano a la reina, mientras que el Gabinete de ministros va a besarle el trasero [a Trump]", señaló el simpatizante del ciberactivista australiano.
"En cuanto a Julian, corre el peligro de ser extraditado a EEUU por la puerta trasera, y no lo volveremos a ver", lamentó.
"Tenemos que poner fin a esta flagrante injusticia", expresó el activista, quien agregó que "lo único que ha hecho Assange es decir la verdad".
El fundador del portal de filtraciones WikiLeaks fue condenado a casi un año de prisión por violar su arresto domiciliario en el 2012.
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El ciberactivista se refugió en la sede diplomática ecuatoriana en junio del 2012 tras perder todas las apelaciones contra la extradición que el Reino Unido se aprestaba a cumplir, accediendo al pedido de la Fiscalía sueca que lo requería para juzgarlo por presuntos delitos sexuales.
El temor del fundador de WikiLeaks es terminar finalmente deportado a EEUU donde podría ser juzgado por delitos que se castigan con la pena de muerte, por haber publicado secretos de Estado.