Durante los últimos tres años, el Brexit ha ocupado las mentes de todas las personas que piensan en el futuro de la UE. Sin embargo, el columnista Erik Zsiga considera igual de importante el tema de la expansión de la Unión Europea.
"¿Qué pasará cuando la UE pierda esta atracción y esta fuerza se debilite?", se pregunta Zsiga.
El "euromagnetismo" se mantiene gracias al desarrollo de la UE, pero esta necesita ser ampliada. De lo contrario, el mundo se cansará de esperar. Al mismo tiempo, pueden aparecer otros actores que empiecen a atraer a los miembros potenciales con su puerta entreabierta, advierte el columnista.
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Una UE ampliada tomaría unas posiciones fuertes en Oriente Medio, el Mediterráneo y el mar Negro, regiones en las que la UE se enfrenta a los retos más importantes, señala el autor. Para los ciudadanos de los países vecinos, las aspiraciones a formar parte de la Unión serían una buena alternativa a la radicalización. En este contexto, Occidente podría disipar el mito de que la religión represente un obstáculo para estas aspiraciones.
La "cuestión turca" ha sido durante mucho tiempo el centro del debate sobre la ampliación de la UE. Sin embargo, hay otros cuatro candidatos potenciales: Suiza, Noruega e Islandia han considerado la posibilidad de adherirse a la UE y, con el tiempo, Ucrania también lo intentará. Esta cuestión se planteó incluso en Rusia, la última vez en 2009 en la cumbre de Estocolmo. Para la Rusia pos-Putin, según el analista, ese camino podría ser muy posible.
"Además, es hora de reabrir el debate sobre la forma en que la UE debe tratar las solicitudes de los países no europeos. ¿Se basa la unión en los valores compartidos o en la ubicación geográfica? Si, por ejemplo, el TLCAN colapsa, ¿pueden Canadá, México o Estados Unidos unirse a la UE?", señala el autor y añade que se trata de una pregunta "importante y muy difícil de contestar".