Hace 18 meses, en esta misma tribuna de opinión, anunciábamos la última batalla perdida por el ISIS en territorio de Siria. El grupo armado yihadista sufrió entonces en Al Raqa una contundente derrota militar que ponía fin a su sangrienta expansión por varias naciones de Oriente Medio. Pero eso no significaba su extinción ni mucho menos.
El primer indicio de que el Estado Islámico estaba detrás de la masacre fue un comunicado del Gobierno de Sri Lanka, la antigua Ceilán próxima a las costas de la India. Las autoridades apuntaron casi de inmediato al grupo islamista local Nacional Thowheed Jamath (NTJ) y al Jammiyathul Millathu Ibrahim, y manifestaron que ambos habrían contado con el apoyo de elementos emplazados en el exterior.
"Hubo una red internacional sin la que estos ataques no podrían haber tenido éxito", admitió el ministro de Salud y portavoz gubernamental, Rajitha Senaratne.
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Sin embargo, el primer ministro Ranil Wickremesinghe fue más circunspecto en una conferencia de prensa posterior. "Parece que ha habido implicación extranjera. Alguien pudo viajar al extranjero y regresar… Hasta ahora solo han sido interrogados ciudadanos de Sri Lanka", explicó lacónico. Wickremesinghe continuó: "El aparato de seguridad es de la opinión de que hay conexiones extranjeras, y hay evidencias que apuntan a eso".
La manera en la que se identificó al Nacional Thowheed Jamath fue bastante enrevesada. El primer ministro de Sri Lanka afirmó que algunos funcionarios habían recibido advertencias previas de esos planes asesinos, avisos que no fueron compartidos con los miembros del Gobierno. También dijo que sólo el presidente obtenía tales informes, aunque no está claro si lo hizo personalmente en esta ocasión.
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Las palabras de Wickremesinghe son muy relevantes pues proceden de un primer ministro que estuvo en desacuerdo con el presidente Maithripala Sirisena durante gran parte del año pasado. Muchos analistas ya han llegado a la acertada conclusión de que este distanciamiento político ha tenido trágicas consecuencias, además de que ha socavado la credibilidad de los mensajes que se están difundiendo sobre todo lo sucedido.
Fallos de las agencias de Inteligencia
También ha surgido la información de que recibieron advertencias de los servicios secretos de la India sobre una posible amenaza terrorista contra iglesias, pero que no fueron tomadas demasiado en serio. Los servicios de inteligencia de esta paradisiaca isla asiática se habían forjado una buena reputación pues durante la cruenta guerra civil —que se prolongó entre 1983 y 2009 y dejó decenas de miles de muertos— habían logrado desbaratar varios atentados suicidas organizados por los rebeldes tamiles separatistas e incluso se habían infiltrado en su principal formación, los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE, por sus siglas en inglés).
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Los atacantes eran al menos ocho personas y portaban explosivos en sus mochilas. Sus objetivos estaban milimétricamente claros y fijados de antemano.
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En los últimos años, el Nacional Thowheed Jamath se había limitado a dañar estatuas budistas; su líder fue arrestado en 2018 por ofender los sentimientos religiosos. Después pidió perdón por ello. Ahora se ha sabido que hace unos años surgió una escisión de la organización bajo el liderazgo de Zahran Hashim, un imam radical oriundo del este de Sri Lanka, donde abundan los musulmanes. Hashim es el único terrorista identificado gracias a una foto remitida por el ISIS. En ella se ve al comando vestido con túnicas negras. Todos, salvo Hashim, tienen la cara cubierta por los pañuelos que les sirven de turbantes, y posan detrás de la tristemente famosa bandera negra del Estado Islámico. Hashim ya había colgado en las redes sociales varios vídeos en lengua tamil —minoritaria frente a la mayoritaria cingalesa—, promoviendo el odio hacia las personas no musulmanas.
Según el último censo disponible, el budismo es la religión mayoritaria en Sri Lanka: siete de cada diez habitantes de la isla lo practican (69%), frente al 12% hinduista, el 9,7% musulmán, y el 7,4% cristiano.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK