La primera hamburguesa cultivada en un laboratorio vio la luz en 2013 y, si hubiera sido puesta a la venta, el medio kilo no hubiera podido ser vendido por menos de 1.200.000 dólares sin perder dinero, según publicó Quartz. Eran las primeras 20.000 fibras fabricadas, y eso se evidenciaba en el precio.
El proceso de creación consiste en tomar células madre del músculo, que se extraen de una vaca mediante biopsia. Se aíslan y comienzan a multiplicarse, con la ayuda de suero fetal bovino (un componente al que los investigadores buscan alternativas), publicó El País. El resultado son células genéticamente idénticas a las del animal.
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El equipo de Post ha reducido los costes de cultivar esta carne, ha añadido grasa para mejorar la textura y se ha embarcado en su puesta en circulación. Su invento logró adeptos que, por el potencial que tiene la carne de laboratorio, siguieron sus pasos.
El 15 de abril Bruce Friedrich, quien desde su Good Food Institute se ha convertido en una de los grandes expertos en el tema a nivel mundial, aseguraba que las primeras carnes cultivadas estarían en el mercado antes de finales de 2020, publicó Xataka. Pero la hamburguesa costaría 50 dólares.
En otras palabras, la carne cultivada en laboratorio aún no está lista para ser alternativa a nada. No obstante, para empresas, investigadores e inversores, poner estos productos en el mercado se ha convertido en la única opción viable para dar el siguiente paso y salir de los laboratorios para empezar a facturar.