"Esa primera noche la pasamos perfectamente, durmiendo entre la paja de que estaba provisto el galpón, bien abrigados, lo que se hace necesario en estas comarcas donde las noches son bastante frías", contó Ernesto Che Guevara en Notas de Viaje —el diario que escribió durante su primer recorrido por América Latina—, sobre su llegada a San Martín de los Andes, a 1500 kilómetros de la capital argentina.

Llegó allí junto a su amigo Alberto Granado el 31 de enero de 1952, a bordo de "La Poderosa II", una motocicleta marca Norton, al cabo de 27 días de iniciado su viaje.

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"[Los locales] les dan hospedaje en ese galpón que ellos llamaban ‘La Pastera', porque allí se albergaba el forraje para los caballos, que eran su medio de locomoción. Duermen unos días ahí y los trabajadores les dan un trabajo", dijo a Sputnik Fuentes, director del Museo del Che.

En 1997, cuando se cumplieron 30 años del asesinato del Che Guevara, el sindicato de trabajadores de Parques Nacionales inició un proceso para conseguir que se les ceda ese espacio para construir un museo de sitio. El 20 de junio de 2008 se inauguró finalmente Pastera Museo del Che, integrado con los otros museos que existen en homenaje a esta figura en la Argentina, en Alta Gracia, Córdoba, en Caraguatay, Misiones, y en Rosario, Santa Fe.
"Trabajamos mucho con el Centro Che de Cuba y ellos nos cedieron los facsímiles de lo que fue Notas de Viaje, que es un escrito a máquina que hace el Che cuando termina su viaje. Con eso hicimos un multimedia, un e-book en una pantalla táctil, con distintos extras, muchas fotografías gracias a nuestro gran archivo", dijo Fuentes.
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En sus diarios de viaje existe un capítulo con el título San Martín de los Andes, en el que un joven "Che" narra sobre la hospitalidad recibida en estas tierras y un curioso y divertido episodio.

Trabajando como ayudantes en un gran asado preparado a la vera de un arroyo, Ernesto finge una borrachera para ir a vomitar a la orilla, con el objetivo de llevar a escondidas —en cada ocasión— algunas botellas de vino que pretendía guardar para su propio disfrute.
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Cuando terminó la fiesta, Guevara y Granado salieron "como potros a buscar el vinacho que garantizaría unos días de oligárquica comida regada —escribió Guevara—. Alberto llegó primero y se lanzó sobre el mimbre; su cara era de película cómica, ni una sola botella quedaba en su sitio. Mi borrachera no había engañado a alguno de los participantes, o me habría visto escamotear el vino, lo cierto es que estábamos tan pelados como siempre".

A La Pastera, contó Fuentes, se acercan muchos jóvenes, no solo los estudiantes locales, que tienen como destino curricular visitar el espacio, sino visitantes de otras provincias y algunos extranjeros y mochileros de otros rumbos, que encuentran en seguir los pasos del Che el confort que no les brinda la travesía y la peregrinación.
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En 1953, después de finalizar la carrera de Medicina, Guevara volvió a salir a la ruta con su amigo Carlos Calica Ferrer. En pocos meses llegó a Guatemala, donde iniciaría su actividad política. En 1954 continuó su viaje hacia México, hasta que el 25 de noviembre de 1956 partió hacia Cuba en un yate llamado Granma.