"La reforma es rechazada por el 51% de brasileños, el 41% es favorable, el 2% se dice indiferente y el 7% no tiene opinión", destaca el sondeo, citado por el diario Folha de Sao Paulo.
A pesar de todo, la iniciativa que propone Bolsonaro tiene más aceptación que la que presentó el expresidente Michel Temer (2016-2018) en abril de 2017 y que no salió adelante en el Congreso Nacional (71% la rechazaba).
El Gobierno alega que la reforma, que por primera vez establece una edad mínima de jubilación (65 años para los hombres y 62 para las mujeres) es necesaria debido al envejecimiento de la población, y porque las pensiones consumen 13% del Producto Interno Bruto y multiplican cada año el déficit público.
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El proyecto se está tramitando actualmente en la Cámara de Diputados, donde será modificado por los parlamentarios; para que sea aprobado necesita una amplia mayoría (tres quintas partes de los votos favorables) debido a que el texto obligará a realizar cambios en la Constitución.