Espen Hatleskog caminó, se sentó, se acostó, saltó e incluso hizo una parada de manos a lo largo de una cuerda colgada a un kilómetro de altura.
Pese a que es amante de las fuertes emociones, el noruego no deja de utilizar un equipo de seguridad que le impide caer, si algo sale mal durante sus trucos.
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