La primera vez fue el 1 de marzo, cuando dos aviones a estrenar resultaron tener dentro instrumentos, escombros y basura que dejaron allí durante el proceso de fabricación. Ocho aeronaves más, que aún no habían salido de la línea de ensamblaje, también tenían el mismo problema.
Definitivamente, la presencia de instrumentos y escombros dentro de una aeronave puede suponer un grave peligro: los objetos pueden moverse durante el vuelo, causando así cortocircuitos o dañar algún sistema.
De acuerdo con el medio, el problema no radica únicamente en los mecánicos que dejaron todas estas cosas dentro de las aeronaves, sino también en los inspectores profesionales que debieron revisar todas las secciones de los aviones antes de que se sellaran.
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Estos problemas ocurren en el contexto de los planes de Boeing de despedir a unos 1.000 inspectores. En aquella ocasión la Fuerza Aérea de EEUU anunció que no aceptaría más aeronaves de Boeing hasta que no se resolviera el problema.
El medio estadounidense Popular Mechanics destacó que estos problemas son un indicio de la actitud negligente hacía la fabricación de los aviones y no es nada alentadora.
La introducción de las nuevas cisternas voladoras KC-46A, basadas en los aviones comerciales Boeing 767, estuvo plagada de contratiempos. Así, las primeras unidades se entregaron a la Fuerza Aérea de EEUU con dos años de retraso y un sobrecosto de 3.000 millones de dólares.
Además: Este es el mayor reto que las Fuerzas Aéreas de EEUU deben superar en un año