Entre los resultados destaca que casi el 20% de la población de 18 años o más se sintió discriminada por algún motivo en su vida. Por sexo no hay diferencia significativa: 20,1% mujeres y 20,2% hombres. Por orientación sexual sí. En la población no heterosexual ese porcentaje aumenta al 30,1%. Mientras que en heterosexuales el valor es del 19,8%.
Otras cifras arrojadas por el sondeo dejan expuestos algunos de los cimientos en los que se apoya la discriminación estructural. Las diferencias marcadas por tonos de piel (oscuro, intermedio y claro) en ámbitos como educación y trabajo son una radiografía precisa de la desigualdad.
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Entre los tonos claros e intermedios el acceso a la educación superior alcanza al 30,4 y 22,7% de la población. Entre la población de quienes se perciben como tono oscuro de piel ese porcentaje es del 16%. Al revés, la educación básica incompleta es mucho mayor en este grupo (33,5%), que en los dos anteriores (18 y 24,4%).
Los tonos claros e intermedios participan en mucho menor medida de estas tareas (28,4 y 35%). Ambos grupos, además, ocupan la mayor parte de los puestos de funcionarios, directores y jefes.
Para la investigadora, la encuesta arroja "datos alarmantes" en relación a cómo se conforma la sociedad mexicana. "Si uno camina por las calles de este país puede corroborar que esto es así. Es algo que deriva de una estructura antidemocrática donde ciertos sectores de la población están excluidos desde siempre", afirmó Iturralde, y aclaró que sus opiniones no representan una postura de la institución para la que trabaja.
"En cierto sentido la colonización nunca terminó. Pero el régimen virreinal no tiene toda la responsabilidad. El siglo XIX tiene una incidencia importante en cómo se estructura la sociedad de hoy. En el armado de la nación juegan un papel importante las ideas racistas heredadas del periodo colonial, pero con la República todo esto se consolida", sostuvo.
El problema de la discriminación no es único de México, sino que "atraviesa toda la región". Sin embargo en este país tiene sus propias especificaciones. "Hay una pervivencia del racismo y la discriminación que está muy escondida y se expresa de maneras sutiles. Esto hace que sea mucho más difícil identificar y de combatir".
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En herramientas como la ENADIS, repetida ya tres veces, se pueden ver algunos vestigios de cambio. "El hecho mismo de que estemos hablando de esto marca un principio de esperanza. Es muy relevante el esfuerzo que se está haciendo por producir datos. Esta encuesta nos ayuda a poder tomar medidas. Son fundamentales la educación formal y la que se da en las familias. La sociedad civil mexicana está hoy mucho más informada y ahí puede estar la semilla del cambio", concluyó.