Los científicos y expertos, consultados por el canal, calcularon que una explosión simultánea de todas las armas nucleares existentes en la Tierra sería equivalente a aproximadamente 15 erupciones del volcán Krakatoa, que sucedió en 1883 y todavía se considera uno de los desastres más devastadores de la historia de la humanidad.
Según el vídeo de Kurzgesagt, en la actualidad, hay cerca de 15.000 ojivas nucleares en el mundo, la mayor parte de las cuales se encuentra en EEUU y Rusia. Este arsenal, si se usa uniformemente, sería suficiente para destruir las 4.500 ciudades con una población de más de 100.000 personas que hay en el planeta.
Inforgrafía: ¿Cuántas armas nucleares existen en el mundo?
¿Y qué pasaría si se juntaran todas las ojivas en un lugar? Por alguna razón, los autores del vídeo decidieron simular la explosión en las selvas de la Amazonia. Como potencia promedia de una ojiva tomaron 200 kilotones, de acuerdo con los datos abiertos sobre el arsenal nuclear de EEUU.
Una vez presionado el apocalíptico botón rojo, "todos los seres vivos a una distancia de 250 km empezarían a arder. La explosión se escucharía literalmente en todo el mundo. […] Millones de toneladas de material incinerado serían catapultadas a la atmósfera. La nube en forma de hongo alcanzaría las partes externas de la estratosfera", pronostican los autores.
"El material extremadamente radiactivo mataría a los seres vivos muy rápidamente y una gran área de varios kilómetros alrededor del cráter se quedaría inhabitable al igual que las zonas a cientos de kilómetros en dirección del viento", prosiguen.
Sin embargo, esto no acabaría con la civilización. "La vida humana continuaría", aseguran los especialistas.
Mientras tanto, los expertos siguieron con los escenarios apocalípticos y decidieron modelar lo que pasaría si se extrajera todo el uranio de la Tierra para producir la mayor cantidad posible de armas nucleares para hacerlas explotar todas a la vez.
Vídeo: Observa la primera explosión nuclear en alta definición
La corteza terrestre sonaría como una campana golpeada por terremotos globales más fuertes que cualquiera de la historia, y los incendios forestales consumirían el continente, pronostican los expertos.
Asimismo, explican que la abundancia de hidrocarburos en el Amazonas se quemaría y se formarían cenizas que se arrojarían a la atmósfera y taparían el cielo sin dejar que la luz del sol llegara a la superficie. Las temperaturas se reducirían hasta casi congelar todo el mundo.
"El invierno global podría durar décadas y provocar la extinción de todas las especies de animales grandes, incluyendo a los humanos".
Los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional —EEI— tampoco sobrevivirían porque las rocas en órbita podrían destruirla.
Tendrían que pasar millones de años para que se curaran las heridas de las explosiones y la vida volviera a desarrollarse. Si la vida inteligente surgiera de nuevo, podría ser capaz de entender lo que pasó.
Cuando estudiaran geología encontrarían una extraña y muy delgada capa de roca que cubriría todo el mundo, enriquecida con elementos radiactivos como el uranio, mezclado con metales y plásticos, productos de la vida del ser humano. "Probablemente estarían muy, muy confundidos", concluyen los autores.