En un comunicado, la empresa informó que la noche del 22 de marzo se elevó de 2 a 3 el nivel de emergencia y se activó un plan de acción después de que un auditor independiente informara "de la condición crítica de estabilidad de la represa".
Según la prensa local, si esta represa se rompiera la ola de barro tardaría una hora en llegar a una zona residencial donde hay 3.000 casas, por lo que habría muy poco tiempo para desalojar a miles de familias.
Vale también informó que en paralelo a la sirena de Barão de Cocais, también se disparó una alarma cerca de la mina de Brucutu, también en el estado de Minas Gerais.
En este caso, no obstante, la situación fue corregida por el área técnica y no se alteró el nivel de seguridad de la represa.
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Estas nuevas situaciones de emergencia se producen casi dos meses después de que el 25 de enero se rompiera la represa de la mina Corrego do Feijao, en Brumadinho, también propiedad de la empresa Vale.
La rotura provocó la muerte de 212 personas y dejó 98 desaparecidos, según los últimos datos, y contaminó decenas de kilómetros del río Paraopeba.