Por varios factores, Rusia no era un país totalmente ajeno para ella, ya que en Cuba había "muñecos y la comida rusa", su profesora del piano era rusa y en general, "nos toca muy de cerca Rusia por lazos históricos", dice la joven.
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De este modo, el grupo se encontró en Riazán, donde estuvieron varios meses trabajando, y luego todos regresaron a casa.
"El plan es uno pero la vida da vueltas", reflexiona la cantante.
Así le pasó a Yuleisi: algún tiempo después, el mismo restaurante propuso firmar un nuevo contrato, solo para ella y para más tiempo. La joven no dudó y, "fiel a la causa", emprendió su segundo viaje al "país del hielo".
Asegura que a partir de aquel momento "siento muchas veces como si yo tuviera dos vidas".
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"Cuando yo llego a La Habana siento que nunca he salido de Cuba. Cuando tomo el avión y regreso a Moscú siento que nunca he salido de Rusia. Es algo así, y disfruto de esas dos vidas", confiesa Yuleisi.
Y sabe vivir a lo máximo ambas vidas: compaginarlas y "tratando siempre de ver lo positivo que haya en mi vida y no que me falta".
"Yo amo la diversidad. La necesito y pienso que para amar la diversidad, las otras culturas, hay algo fundamental, y es el respeto. No pensar en tanto los puntos de comparación, si esto es mejor o aquello es peor, sino que simplemente es diferente, y la diferencia se disfruta, no se juzga", subraya la cantante.
Pero más de todo disfruta de la música. Desde hace poco, como integrante del HAVANA MAMA BAND, un proyecto inaugurado solo hace unos meses pero que cuenta ya con un disco grabado. Y seguro que habrá muchos más.
Porque, reitera Yuleisi, “con salud y voluntad todo se puede”.