"El Acuerdo de Prespa es un triunfo de la diplomacia", dijo en una conferencia 'La política exterior de Grecia en el siglo XXI', celebrada en Atenas.
"Lo que hicimos bajo el liderazgo de los primeros ministros (Alexis) Tsipras y (Zoran) Zaev demuestra que somos capaces de hacer cambios", enfatizó.
En junio de 2018, Atenas y Skopie zanjaron una disputa de casi tres décadas sobre el nombre de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, pactando que pasaría a llamarse República de Macedonia del Norte en virtud del Acuerdo de Prespa.
El 30 de septiembre se celebró el referéndum no vinculante sobre el cambio de nombre de Macedonia, que debía permitirle entrar a la OTAN y la Unión Europea; el 91,46% de los votantes consideró que Macedonia debe aceptar el acuerdo con Grecia y tomar el rumbo de la integración euroatlántica.
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El plebiscito estuvo marcado por una baja participación, del 36,91%, inferior al mínimo necesario del 50%, no obstante, Estados Unidos, la OTAN y la UE lo calificaron como un éxito.
El 11 de enero, el Parlamento macedonio aprobó las enmiendas constitucionales sobre el cambio de nombre, y dos semanas más tarde también dio su aprobación el Parlamento griego.