Durante la investigación, a cargo de la Universidad de Kindai, ubicada en Osaka, se trasplantó núcleos celulares de la médula ósea y el tejido muscular de Yuka a ovocitos de ratón. Esto fue posible debido a que los restos de la cría de mamut estaban muy bien conservados en el permafrost siberiano, cerca de las costas del océano Ártico.
"Esto sugiere que, a pesar de los años que han pasado, la actividad celular aún puede ocurrir y partes de ella pueden recrearse", sostuvo Miyamoto para la revista Nature.
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No obstante, en ninguno de ellos se observó la división celular real necesaria para el nacimiento (o renacimiento) de un mamut. Los científicos sostienen que esto se debe al daño en el ADN.
"También hemos aprendido que el daño a las células fue muy profundo posiblemente debido al daño extenso del ADN de los núcleos transferidos", señaló el investigador nipón.
Sin embargo, los científicos no piensan detenerse, así que todavía es posible ver a un pequeño mamut caminando por las calles de un zoológico. Actualmente, los investigadores están buscando métodos alternativos. "Necesitamos nueva tecnología, queremos probar varios enfoques", afirmó Miyamoto.
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