Las vidas y la salud de los argentinos está en juego. Enfermos crónicos y, sobre todo, las personas de la tercera edad son los más vulnerables: mientras todo aumenta a un ritmo indiscriminado, las jubilaciones y pensiones han subido 143% en promedio entre mayo de 2015 y diciembre de 2018.
Esto alertó a través de un informe el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que utilizó datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) a enero de 2019, y que advirtió sobre el "retroceso y deterioro de las condiciones de vida de las personas mayores" por culpa de la crisis económica que vive el país. Según el Indec, casi 7 millones de habitantes (16% del total) son personas con más de 60 años, en su mayoría mujeres (57%).
"Es una bronca generalizada, cada vez tenemos más aumentos. Hay viejos que veo que llevan una receta por cuatro remedios y piden: 'haceme estos dos que son los más urgentes, los otros dos voy a esperar porque no me alcanza más la plata'", dijo a Sputnik Miguel Ángel, de 72 años, a la salida de una farmacia.
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"Compré un remedio que, teniendo el descuento de la obra social, me salió 496 pesos [12 dólares], de 30 pastillas, que me dura un mes. Dos meses atrás salía 330 pesos [8 dolares]. En la caja sin descuento está 900 y pico de mangos [pesos, o más de 22 dólares]. ¿Cómo puede ser?", se quejó.
En enero de 2017, el PAMI decidió restringir la política a través de la cual otorgaba medicamentos gratuitos. La entidad quitó gradualmente varias fórmulas de la lista de fármacos sin costo para sus usuarios. Finalmente, acotó el beneficio a todos aquellos jubilados o pensionados que cobraran menos de un haber mínimo y medio (13.950 pesos, 342 dólares) o que destinaran 5% o más de sus ingresos a la compra de drogas prescritas.
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Desde entonces, quedaron eliminados de este beneficio todos los que tienen un seguro médico privado o que posean autos de menos de 10 años, embarcaciones, aviones o más de un inmueble. Situaciones en las que evidentemente no entran los ancianos que desembolsan buena parte de sus ingresos en sus pastillas y cuyos ingresos —aún insuficientes para sus necesidades básicas— superan el tope puesto por el Gobierno.
Sin embargo, permanece incambiada la gratuidad de algunos tratamientos de alto costo, particularmente contra el HIV, el cáncer o la diabetes.
"El problema en lo sanitario es que la gente se muere por no tomar los medicamentos que necesitan. Tenemos registrado que el paciente en lugar de tomar la pastilla todos los días la toma día por medio, para la presión, para la glucemia, para el colesterol", dijo a Sputnik Marcelo Peretta, secretario general del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (Safyb).
"El cuadro es muy grave pero es como que están anestesiados. Todo esto se lo decimos a los funcionarios pero no toman conciencia, no asumen la gravedad del tema, no disponen regulaciones, no cambian absolutamente nada. Tienen una decisión tomada que es que los laboratorios sigan decidiendo qué quieren hacer, y el Estado, totalmente ausente", dijo Peretta.