En una entrevista exclusiva con Sputnik, el analista de aeronáutica mexicano, José Antonio Quevedo, analizó en detalle la situación actual de la industria militar de México y las perspectivas de desarrollo del sector en el país latinoamericano, en particular, tras la reciente creación de la Guardia Nacional.
— México desarrolla y fabrica sus propios sistemas de armamento desde principios del siglo XX, pasando por las etapas de construcción de su propia aviación, vehículos blindados y barcos. ¿Cómo valora usted la situación actual en la industria militar mexicana?
— Para valorar adecuadamente la situación de la industria militar mexicana debemos contar con algunos antecedentes. A mediados del sexenio pasado se daba cuenta de un anuncio, en el que el secretario de la Defensa Nacional informaba que la industria militar empezaría a producir sus propias aeronaves. Este sería un paso importantísimo, ya que por la vía gubernamental se retomaba la construcción de aviones en México. La ruta elegida tomó por sorpresa a muchos ya que contrario a cómo se desarrolla la industria aeroespacial en México, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tomaba en sus manos este proyecto, vía la Industria Militar.
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Volviendo a la industria militar, desafortunadamente el proyecto de una aeronave desarrollada y construida en México encontró dificultades y no se pudo cumplir con lo prometido: tener una aeronave construida y desarrollada en México que volase el 16 de septiembre de 2018.
Antes de que terminara el sexenio anterior, la Sedena adquirió una veintena de kits para ensamblar 20 vehículos tácticos ligeros para reforzar sus capacidades de respuesta ante el crimen organizado. Este nuevo vehículo será una nueva variante del vehículo táctico DGIM DN-XI y contará con capacidades de blindaje mejoradas, proyecto que cuenta con una importante participación de la empresa mexicana IBN y Plasan poniendo énfasis en la transmisión de conocimiento y los kits para ser ensamblados en México.
La Armada de México ha plasmado como parte de su desarrollo institucional el continuar con el proyecto de adicionar ocho Patrullas Oceánicas de Largo Alcance a la flota naval, con la capacidad de ejercer mayor presencia marítima, desplegarse de manera rápida y por mayor tiempo más allá de la zona económica exclusiva. Dicho proyecto está considerado para 20 años, con lo cual, además se tendrá la capacidad de interoperar con otras armadas en operaciones y ejercicios navales nacionales y multinacionales, operaciones de búsqueda y rescate en profundidad, así como participación en operaciones de mantenimiento de paz.
La construcción de la primera Patrulla Oceánica de Largo Alcance se realizó en el Astillero Número 20 en Salina Cruz, Oaxaca; este proyecto tiene contemplado el impulso del desarrollo marítimo del país e industria naval.
Con todo lo comentado anteriormente, el impacto tanto de la Industria aeroespacial mexicana y la industria naval y militar se ha notado en el seno de las fuerzas armadas mexicanas, por ejemplo en la renovación de las flotas aéreas, que han podido acceder a mejores aeronaves, en mejores condiciones de precio y de entrega. La Sedena y la Secretaría de Marina (Semar) en los últimos seis años destinaron un presupuesto promedio anual de 1.490 millones de pesos —unos 76,4 millones de dólares— a sus compras de aeronaves, señalando que el gasto de defensa de México comparado con su presupuesto es uno de los más bajos a nivel mundial, fluctuando en 0,5% del PIB, muy por debajo de la mayoría de países de América Latina, que oscila alrededor del 1,31%. Al respecto, los planes sectoriales y de trabajo de la Fuerza Aérea Mexicana, se enfocan en ese sentido, definiendo metas a corto y largo plazo respecto a doctrina aérea, adiestramiento y adquisición de aeronaves.
— Teniendo en cuenta toda la diversidad del armamento hecho en México, ¿qué tipo de armamento podría destacar usted? ¿Qué armamento tiene el mayor potencial de exportación y por qué?
— En primer lugar destacaría el fusil FX-05, ya que por sus propias características permitiría una exportación sin mayores complicaciones, en segundo lugar los vehículos tácticos que han tenido un buen desarrollo en México y que además pueden ser empleados en misiones de seguridad pública, siendo empleado ya en esa función, ya que por ejemplo el vehículo DN-IX ha sido vendido a instituciones estatales de seguridad mexicanas como el estado de Sinaloa.
— ¿Cuáles son las perspectivas del desarrollo de la industria militar mexicana con la llegada al poder del nuevo presidente, Andrés Manuel López Obrador?
— Las fuerzas armadas llevan ya algunos años implementando la visión 2030, con la que en ese año se podrá contar con una "Fuerza Armada polivalente, ligera, flexible, de gran movilidad táctica y estratégica". El nuevo Gobierno deberá continuar con el desarrollo de tecnología propia tanto en armamento, vehículos, aeronaves y buques, invirtiendo en programas específicos que permitan poner a los productos militares manufacturados en México, como productos destacados en el entorno mundial y que permitan cumplir con éxito la visión propuesta.
Al mismo tiempo, México tiene un déficit de elementos de las Fuerzas Armadas para enfrentar la violencia y a los grupos delincuenciales. Además, se requiere aumentar al doble su presupuesto para eficientar su trabajo. De acuerdo con informes del sexenio pasado es necesario elevar la inversión en los cuerpos militares hasta 1,5% del Producto Interno Bruto, ya que actualmente apenas reciben 0,49% de este indicador. Sin esta inversión se compromete la capacidad de respuesta, para hacer frente a las amenazas externas e internas.
Por lo tanto el presupuesto destinado a las Fuerzas Armadas deberá tener un crecimiento sostenido y gradual. Es imperativo que el impulso no se pierda y se continúe con los programas de modernización y de adquisición de equipos para contar con las fuerzas armadas que México requiere y necesita.