En 1947, el Imperio británico dibujó las fronteras indo-paquistaníes con una lógica religiosa: India para los hindúes y Pakistán para los musulmanes. Hasta ese momento unos y otros formaban parte del llamado Raj británico, que también incluía a lo que hoy se conoce como Birmania y Bangladesh, además del principado de Jammu y Cachemira.
Este principado, de mayoría musulmana, estaba dirigido por un majarás o rey hindú, que pidió apoyo a India cuando desde Pakistán fue invadido en pleno proceso de emancipación.
"El resultado fue que Cachemira también fue partido en dos territorios, uno bajo soberanía pakistaní y otra bajo soberanía india, a pesar de que la población es mayoritariamente musulmana", apuntó en diálogo con Sputnik la analista internacional Adriana Rossi, experta en conflictos armados.
La intención de los terroristas de Jaish-e-Mohammad es "conquistar ese territorio, liberarlo, darle autonomía y a partir de ahí avanzar sobre India para eliminar a los hindúes y convertir India en un califato islámico", explicó la experta.
Por ejemplo, Pakistán es uno de los puntales de China en su megaproyecto de la Nueva Ruta de la Seda, convirtiéndose en "entrada a una de las franjas que se unirían a las rutas terrestres por donde circularían las mercancías, lo cual no le hace ninguna gracia a los EEUU".