Después de este descubrimiento, Rusia envió a las Naciones Unidas una solicitud para ampliar la plataforma continental con este territorio.
Hace 65 millones de años, el continente norteamericano comenzó a alejarse del continente euroasiático; entonces, Alaska y Chukotka se separaron. En esa época surgieron las depresiones que ahora forman la parte oriental del océano Ártico, así como la cresta de Mendeleev y la dorsal de Lomonosov.
Basándose en las mediciones geofísicas del buque de investigación alemán Polarstern hechas en 1991, los científicos asumieron que ambas cordilleras submarinas en algún momento habían pertenecido al continente euroasiático.
Casi todos los datos geológicos —rusos y extranjeros— indican que la región al este de la dorsal de Gakkel, incluida la cresta de Mendeleev, forma parte de la plataforma continental euroasiática.
¿Por qué es tan importante?
Según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, ratificada por Rusia, la zona de intereses económicos de los países con acceso al océano Ártico incluye doscientas millas náuticas (370 km) desde las fronteras de las aguas territoriales o 150 millas (280 km) desde las fronteras de las plataformas continentales.
Un artículo reciente publicado por varios científicos rusos resume los resultados de muchos años de investigación geológica en el océano Ártico: la dorsal de Lomonosov y el Ártico ruso están unidos geológicamente, es decir, forman parte de una sola placa litosférica.
Rusia solicitó a la ONU la ampliación de las fronteras del Ártico en el 2001, pero no fue aprobada ya que la evidencia científica no era convincente. La nueva solicitud se presentó en el 2015, teniendo en cuenta los últimos datos de las expediciones marítimas. Se consideró en varias reuniones pero sin decisión final.
Más sobre el tema: Rusia espera negociaciones largas para la ampliación de su parte en la plataforma ártica
A finales de febrero se supo que una subcomisión de las Naciones Unidas evalúa muy bien la nueva solicitud rusa y espera documentos similares de Canadá y Dinamarca que también pretenden ampliar sus zonas económicas de influencia en el Ártico.