Este caroteno reduce el riesgo de varias enfermedades, incluido el cáncer de hígado, la esteatosis hepática.
Mientras tanto, algunos de los animales recibían también polvo de tomates, rico en licopeno.
El licopeno es un caroteno rojo brillante y pigmento carotenoide y fitoquímico que determina el color rojizo de algunas plantas, como tomates, sandías y guayabas.
No te lo pierdas: Consecuencias irreversibles para el hígado: una revelación de la dieta popular
Al penetrar en el organismo humano, el compuesto actúa como antioxidante. Es decir, aumenta el nivel de microflora beneficiosa. Como consecuencia, el desarrollo de bacterias malignas, capaces de provocar inflamaciones, se reduce. Así se disminuye el riesgo de graves trastornos del hígado.
Los investigadores concluyeron que el consumo de tomates —tanto frescos como en salsa y zumo— es la mejor manera de recibir el licopeno. El consumo de una pequeña cantidad de grasa, por ejemplo, aceite de oliva, puede facilitar la absorción del compuesto.
Te puede interesar: ¿Cuáles son los aceites más dañinos para la salud?