En un acto en la sala Kfar Maccabiah, en Ramat Gan (centro de Israel), ante 300 militantes, el líder del Likud, principal formación de la derecha israelí, afirmó: "No subestimaría el peligro de que algunos de nuestros partidarios se queden en casa o no voten al Likud".
Netanyahu señaló que sus adversarios están tratando de ocultar sus puntos de vista de izquierda. "No te avergüences, eres izquierdista. Está bien ser izquierdista, simplemente no lo ocultes. Quédate en tus posiciones. Ayudémosles a quitarse las máscaras", señaló en referencia a sus rivales directos.
El primer ministro israelí criticó a sus principales competidores por "leer teleprompters" y utilizar "guiones de publicistas". "Estoy hablando desde el corazón, no desde un guión".
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Netanyahu reiteró que "la elección real en estos comicios es (un) gobierno de derecha fuerte liderado por mí o un gobierno de izquierda débil liderado por Lapid y Gantz, con el apoyo de los partidos árabes".
Según el líder del Likud, si sus rivales ganan las elecciones, todos los avances conseguidos "irán hacia atrás". Bibi, como se le conoce popularmente, advirtió de que los líderes de Azul y Blanco pretenden anular sus posiciones a favor de los asentamientos israelíes en Cisjordania, ilegales según la ley internacional, y quieren apoyar el acuerdo nuclear con Irán y permitir que los solicitantes de asilo africanos entren en el país, hecho que "acabaría con el Estado democrático judío".
Tras el discurso de Netanyahu, la coalición Azul y Blanco señaló que el jefe del Gobierno israelí "continúa difundiendo mentiras e incitación".
"Dirá cualquier cosa para desviar la conversación de la investigación y la acusación (por corrupción) a la que se enfrenta ahora. Netanyahu sabe que irá a juicio dentro de un año", dijeron en un comunicado.
El jueves pasado, el fiscal general del Estado de Israel, Avichai Mandelblit, anunció que imputaría a Netanyahu por tres casos de corrupción.