¿Peligroso para la salud?
La pregunta, quizás, más importante para los consumidores está relacionada con el posible impacto en la salud humana de los alimentos transgénicos.
Al mismo tiempo, la investigadora observó que los transgénicos que se cultivan hoy en día son mayoritariamente tecnologías de resistencia a herbicidas. Y hay mucha polémica respecto al uso de los herbicidas que impiden el desarrollo de las hierbas perjudiciales.
"Existen estudios, muy discutidos, que indicarían que los herbicidas son malos para la salud. (…) Dependiendo de los países en los que se siembra puede haber habido un mal uso y aplicación de los herbicidas".
Pero "en ningún caso hay estudios serios que indiquen que el cultivo transgénico 'per se' sea malo para la salud", enfatizó Raquel Chan.
Según la científica, "la razón o el motivo de la gente que está contra los transgénicos se debe principalmente a esta asociación con el posible efecto nocivo del herbicida y no a un conocimiento real de estudios científicos".
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Al mismo tiempo, "mucha gente cree que lo que comemos y no es transgénico, es 'natural', algo que no es del todo cierto porque los cultivos han sido mejorados por cruce y selección desde los inicios de la agricultura hace varios cientos de años y lo que existía en la Naturaleza, ya no existe", explicó la investigadora.
"El hombre no ha inventado nada nuevo, sino que simplemente ha utilizado el mecanismo que existe en la naturaleza".
Lo que sí es importante es saber cuáles son los genes que se utilizan.
"Si el gen HB4, utilizado en Argentina, proviene del girasol, este trigo no causará ningún daño al organismo. Pero siempre hace falta realizar unas pruebas adecuadas", opinó Málchikov.
Según el especialista, las pruebas son necesarias incluso con los métodos tradicionales, como la hibridación, por ejemplo, cuando se transfiere el cromosoma de la grama al trigo.
"Estas variedades se siembran en cientos de miles de hectáreas en Rusia. Comemos este trigo y no nos pasa nada. Los que han analizado este pan no han encontrado ninguna sustancia dañina".
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) January 23, 2019
En caso de los alimentos transgénicos, también es necesario considerar cada caso por separado.
Así, los organismos genéticamente modificados se utilizan en las patatas para hacerlas resistentes a los insectos, pero solo funcionan en las hojas. "Esta proteína no se sintetiza en las propias patatas", explicó Málchikov.
Necesidad de nuevas tecnologías
Según la investigadora, los grupos ambientalistas argumentan que no hace falta hacer mejoramiento de cultivos y hay que volver a la agricultura ancestral y familiar.
Pero la agricultura familiar y los cultivos extensivos pueden coexistir, no se contraponen, añadió.
"No desarrollar tecnología sería un error garrafal y nos obligaría siempre a comprarla en el exterior", subrayó la especialista.
"Volver al pasado no me parece un argumento razonable. Si hiciéramos una analogía habría que abandonar los autos y moverse a caballo o dejar los teléfonos y utilizar palomas mensajeras. Lo que creo es que hay que tomar medidas para proteger el medioambiente y a las poblaciones pero sin dudar que los países en desarrollo tenemos que hacer y manejar las tecnologías modernas".
Mercado global
Mientras tanto, en Argentina hay mucha polémica respecto al uso del gen HB4, sobre todo, por razones económicas.
"Existen dos tipos de grupos que se oponen al cultivo de trigo H4. Uno está formado por ambientalistas y el otro por una fracción gubernamental que argumenta que de sembrarse trigo H4 a Argentina se le cerrarían mercados de exportación como es el de Brasil", explicó Raquel Chan.
Por lo tanto, muchos de los discursos públicos tienen un trasfondo de intereses económicos.
Los investigadores de la empresa Bioceres llevaron a cabo trabajos que confirman la seguridad para la salud animal y humana del gen HB4 y demuestran que el cultivo no afecta la flora y fauna en distintos lugares del país y durante varios años, observó Chan.
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Mientras tanto, lo que no se ha confirmado todavía es la seguridad en los mercados, es decir, si el cultivo no afecta o afectaría la economía del país.
De acuerdo con la Secretaría de Agroindustria de Argentina, el país exporta unos 13 millones de toneladas de trigo, alrededor del 8% del mercado global. Por lo tanto, no puede establecer las reglas.
En este contexto, se llevó a cabo una reunión en las oficinas del Centro de Exportadores de Cereales de Argentina y se decidió elaborar una hoja de ruta para que ese trigo sea aceptable en los mercados, según el diario Clarín.
Sin embargo, el Ministerio de Agricultura de Rusia, país cuya participación en el mercado mundial del trigo fue del 23% el pasado año agrícola, desconoce esta iniciativa de Argentina, según informó el ente a Sputnik.
Los representantes del Ministerio recordaron que la ley de Rusia prohíbe la entrada y la siembra en el país de las plantas genéticamente modificadas a menos que se trate de su uso en trabajos científicos y de investigación.