Según datos oficiales, una mujer y sus dos hijos, de cinco años y de nueve meses de edad, respectivamente, fueron víctimas del ataque. Al menos cuatro personas más —entre ellas, el padre de los niños— resultaron heridas y fueron trasladadas hacia el hospital local.
Las relaciones entre Nueva Delhi e Islamabad se agravaron luego de que un terrorista suicida atacara el 14 de febrero un convoy policial en Pulwama, en Jammu y Cachemira, causando más de 40 víctimas mortales. El atentado fue reivindicado por el grupo terrorista Jaish-e-Mohammed (JeM).
El 26 de febrero, la India bombardeó las supuestas bases de JeM en Pakistán, afirmando que era una "acción no militar preventiva".
A su vez, Islamabad respondió a esta incursión con un ataque aéreo transfronterizo, algo que derivó en el derribo de un caza MiG-21 de la Fuerza Aérea India y la captura de un piloto indio por los pakistaníes. El 1 de marzo, Pakistán entregó al piloto cautivo a la India en "un gesto de paz" dirigido a distender la situación.