La sífilis es una infección de transmisión sexual causada por la bacteria Treponema palidium, que puede expresarse en lesiones cutáneas. Potencialmente puede afectar a los sistemas nervioso y circulatorio. De no ser tratada, puede causar la muerte.
En caso de sobrevivir, hay una alta probabilidad de que la criatura nazca prematuramente, con peso bajo al nacer o con problemas neurològicos y deformidades congénitas. Si bien a partir de 2012 los casos han venido bajando, el número sigue siendo "inaceptablemente alto".
"La sífilis congénita es la segunda mayor causa prevenible de nacimiento de niños muertos, solo por detrás de la malaria", dice la OMS.
Más información: Vuelve la sífilis y esta vez no cede ante los antibióticos
"El riesgo de resultados adversos para el feto es mínimo si una embarazada infectada con sífilis recibe pruebas y tratamiento adecuado con penicilina benzatina en estadíos tempranos de su gravidez, idealmente antes del segundo trimestre", incide la entidad.
Aunque no se conoce su origen, la sífilis es una enfermedad que durante mucho tiempo no tuvo cura. A inicios del siglo XIX, se comenzaron a descubrir fármacos para combatirla. Desde la década de 1940, cuando se comenzó a usar la penicilina, se puede tratar de manera efectiva.
Sin embargo, hay casos que son resistentes a los antibióticos disponibles. Para prevenirla, el uso adecuado del preservativo también reduce los riesgos de contraer esta infección.