Los yukpas habitan refugios improvisados o pernoctan directamente debajo del puente, lo que se ha convertido en un problema sanitario y de orden público en la zona.
"Llegamos hace 12 días desde Maracaibo (capital de Zulia) porque aquí al menos encontramos arroz para comer", relató a Sputnik la yukpa Angélica García, quien vive en la calle como muchos de sus connacionales.
Las autoridades colombianas han intentado varias formas de expulsión de los yukpas, incluyendo el desalojo por la fuerza del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la policía.
También han sido amenazados por grupos ilegales que hacen presencia en la zona.
El Estado colombiano busca retornar a estos indígenas "pero no a los demás ciudadanos que vienen cruzando la frontera", dijo a Sputnik el encargado de derechos humanos de la Organización Indígena de Colombia (ONIC), Fabián Álvarez.
La situación es crítica "porque los niños son muy susceptibles a estas condiciones de salud y desafortunadamente el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en vez de desarrollar políticas públicas para mejorar las condiciones de estos niños, busca desprenderlos de su hogar y grupos familiares", afirmó Álvarez.
Según relató Sacheira, a un grupo de inmigrantes yukpa se les entregó el año pasado transporte y dinero para que retornaran a Venezuela.
Pero la ONIC y el Servicio Jesuita a Refugiados observaron que las medidas de "retorno digno" del Estado colombiano, consistentes en transporte hasta un municipio fronterizo y la entrega de dinero y alimento para el viaje de regreso a sus lugares de origen, no garantizan que la lamentable situación que enfrentan las comunidades indígenas se resuelva.
"No nos gustan los problemas ni la pelea, somos pacíficos, lo que pasa es que estamos pagando la mala fama de ellos", dijo al diario colombiano La Opinión uno de los líderes del grupo, Reinaldo Romero, en referencia a los yukpas que fueron retornados a Venezuela el año pasado.
Álvarez sostuvo que "hemos atendido casos en que las autoridades de la frontera les están poniendo problemas para obtener el documento fronterizo que expide Migración Colombia para entrar al país".
La etnia yukpa es originaria de la Serranía de Perijá, una región que se encuentra a ambos lados de la frontera colombo-venezolana.
En Colombia, son unas 5.000 personas que habitan en los departamentos de Cesar y Norte de Santander, según datos de la ONIC, mientras en Venezuela suman más de 10.000 personas concentradas en el Zulia.
Muchos de los que fueron deportados vuelven un tiempo después a Cúcuta.
Se ve a muchos mendigando por las calles de la ciudad junto a sus hijos, aunque otros están abocados a labores como artesanía.
"Hago manillas y collares para poder llevar algo de comer", dijo a Sputnik el indígena Marcos Bayona.
En mayo del año pasado unos 450 indígenas yukpa llegados desde Venezuela se asentaron en una cancha de fútbol cerca del Terminal de Transporte de Cúcuta.
"Fueron atacados por agentes desconocidos; durante la madrugada hicieron disparos con fines intimidatorios durante una hora con el fin de que se devolvieran para Venezuela. Muy extrañamente la alcaldía de Cúcuta, en vez de hacer una investigación sobre este ataque, adelantó un proceso de retorno de los indígenas. En el marco del derecho internacional esto no fue un retorno, fue una expulsión", denunció Álvarez.
El 12 de febrero, delegados del Ministerio para los Pueblos Indígenas de Venezuela y de la Secretaría de Pueblos y Comunidades Indígenas de Zulia visitaron la comunidad Kirisha, ubicada en la cuenca Apon del municipio Machiques de Perijá, donde sostuvieron una asamblea con caciques mayores y comunitarios a fin de escuchar sus necesidades.
En esa ocasión, el cacique Jesús Benito Romero agradeció el apoyo del Gobierno de Nicolás Maduro y del gobernador de Zulia, Omar Prieto.
Más aquí: La OIM intensifica su trabajo en medio de la creciente crisis de refugiados venezolanos
Días antes, el Ministerio para los Pueblos Indígenas entregó 5.738 módulos de alimentación a pobladores yukpa de la cuenca del Tukuko en la Sierra de Perijá.