De acuerdo con el estudio, publicado en la revista Environmental Research Letters, hace 17.000 años, al final de la época del Pleistoceno, los gases de carbono, que se producen de forma natural, escaparon del fondo marino y alteraron tanto la atmósfera de la Tierra que derritieron la era de hielo.
En la actualidad, los reservorios submarinos de carbono liberan gases de efecto invernadero a la atmósfera a medida que los océanos se calientan debido a la actividad del ser humano.
Si los depósitos submarinos de carbono se alteran de nuevo, emitirán una nueva fuente enorme de gases de efecto invernadero, lo que exacerbaría el cambio climático.
"Estamos usando el pasado como una forma de anticipar el futuro", comentó Lowell Stott, profesor de ciencias de la Tierra de la Universidad del Sur de California (EEUU) y autor principal del estudio, citado por el portal phys.org.
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"El gran desafío es que no tenemos estimaciones del tamaño de estos o cuáles son particularmente vulnerables a la desestabilización. Es algo que todavía queda por determinar", señaló Stott.
En muchos casos, los depósitos de carbono tienen unas tapas de hidratos. Pero esas cubiertas son sensibles a los cambios de temperatura. A medida que los océanos se calientan, pueden derretirse, lo que daría lugar a un doble golpe para el cambio climático.
"La última vez que sucedió, el cambio climático fue tan grande que causó el fin de la era de hielo. Una vez que ese proceso geológico comienza, no podremos detenerlo", advirtió Stott.
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