"Me fui hace dos años, pero me caí de un techo y en vista de que el patrón [jefe] no se quiso hacer responsable por nada y me partí el hueso del talón, tuve que gastar todo lo que me había ganado entre la atención y el pasaje. Vengo a atenderme, no quiero volver nunca, porque mi tierra es mi tierra", dijo a esta agencia Arnoldo Piñerua, de 40 años.
Este hombre, quien trabajaba como obrero, recibió atención primaria en la capital colombiana, pero contó que requiere una operación cuyo costo "superaba todo lo que había podido ahorrar en esos dos años".
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"Me dijeron que, por no tener papeles para trabajar en Bogotá, y por no ser colombiano no podían operar; había ahorrado como 600 dólares y la operación me salía por más de 2.000 [dólares], por eso decidí venirme, y me gasté mis ahorros en el pasaje de regreso, pero estaré con mi familia y aunque la situación aquí está difícil también, me pueden operar por menos", explicó.
La historia de Piñerua se suma a la de otros migrantes venezolanos que tras lograr ahorrar un poco de dinero en otros países, deciden volver con su familia.
Es el caso de Teresa Mijares, de 42 años, quien también regresó a Venezuela tras sufrir una dolencia y verse obligada a dejar su empleo.
"Yo estaba trabajando en Bogotá como empleada doméstica [trabajadora de limpieza], tenía dolores muy fuertes en la espalda, fui al médico y me dijeron que tenía que agarrar reposo; mis jefes me dijeron que así no les funcionaba y me echaron, yo regresé porque no tengo papeles", dijo la mujer a Sputnik.
Mijares expuso logró reunir en un año 300 dólares, con los cuales espera garantizar el sustento de sus dos hijos, mientras logra conseguir un trabajo en Maracay, estado Aragua (norte).
"Por lo menos me pude traer algo de dinero; esos 300 dólares nunca los hubiese ahorrado trabajando en Venezuela", reconoció.
Al igual que Piñerua y Mijares, durante el recorrido de Sputnik por este puente, decenas de personas volvían con sus equipajes, pero también muchos expresaron que dejaban el país con la esperanza de un futuro mejor, ante la crisis económica que enfrenta Venezuela.
El lado colombiano
Después de transitar por La Parada, un sector del lado colombiano que se ha convertido en un mercado a cielo abierto, la gente suele irse hasta Cúcuta.
Específicamente la Plaza Parque Simón Bolívar (en honor al prócer independista venezolano) se ha convertido en punto de reunión de los migrantes, quienes realizan allí diversas actividades económicas informales, como venta de café, comida y objetos usados.
"Tengo solo una semana de haber llegado, me vine por la situación del país, tengo nueve niños y los dejé allá con mi mamá para mandarle dinero para que puedan comer, pero aún no he podido mandarles nada, porque lo que hago aquí vendiendo café, pago 5.000 pesos, y al día hago unos 10.000 o 12.000 porque hay muchos vendedores", dijo a esta agencia Katherin, de 38 años, proveniente del estado Aragua (norte).
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Ante esta situación, Sputnik conversó también con los colombianos en Cúcuta, quienes expresaron que la ayuda humanitaria debería distribuirse también entre los venezolanos que llegan a esa ciudad.
"Yo creo que las autoridades colombianas deben mirar que aquí llegan venezolanos con muchísimas necesidades, por lo que opino que esa ayuda humanitaria que llegó a Cúcuta debería distribuirse también entre los venezolanos que están aquí", dijo a esta agencia Esteban Fuentes, de 28 años.
De acuerdo con la oposición venezolana, este cargamento ingresará "sí o sí" al país el próximo 23 de febrero, pese a la negativa del presidente Nicolás Maduro.
Así lo anunció el líder de la Asamblea Nacional (parlamento unicameral), Juan Guaidó, autoproclamado presidente encargado de Venezuela, durante una actividad realizada en Caracas el pasado 12 de febrero.