La periodista rusa Galia Ibraguímova considera que para alcanzar este objetivo Occidente podría implementar en Venezuela un escenario parecido al de Irán en el siglo pasado.
La autora recuerda que después de la Segunda Guerra Mundial, el Reino Unido utilizaba todo el petróleo de Irán y se negaba a dividir sus ingresos con las autoridades persas. Como consecuencia, los ánimos antioccidentales fueron aumentando y en 1951 el Parlamento de Irán nombró a Mohamad Mosadeq primer ministro de Irán.
"Mosadeq se hizo famoso por encabezar en los años de la posguerra una comisión que investigó manipulaciones petroleras cometidas por parte de los británicos. En particular, reveló crímenes relacionados con la corrupción, chantajes y amenazas", recuerda la periodista.
Estos datos causaron revuelo en el Parlamento iraní, razón por la cual, los parlamentarios decidieron nacionalizar el sector energético para poner fin a la presión de los británicos.
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A su vez, Londres decidió emplear la astucia y con ayuda de Washington organizó en Irán un golpe de Estado. La operación, cuyo objetivo era derrocar a Mosadeq, recibió el nombre de Ajax. El cumplimiento de esta operación fue encomendado al agente de la CIA y al nieto del 26 presidente de EEUU, Kermit Roosevelt.
Kermit Roosevelt, al llegar a Irán en junio de 1953, enseguida pasó a sobornar a los políticos, periodistas, militares e incluso al clero local. Como resultado, en las portadas de los periódicos comenzaron a aparecer acusaciones de Mosadeq sobre sus vínculos con la inteligencia soviética. Sus ministros fueron estigmatizados por la corrupción mientras los mulás les contaban a los feligreses los planes del primer ministro de prohibir el islam y convertir a Irán en un país ateo.
"Los organizadores que estaban detrás de esta operación no tenían que explicar nada a los militares. El general del Ejército iraní, Fazlollah Zahedi, acordó encabezar el golpe de Estado. El terreno para futuras turbulencias estaba listo, así venía la etapa más difícil: sobornar a los grupos criminales", enfatiza la periodista.
"¡Viva Mohamad Mosadeq! ¡Viva la URSS! ¡El comunismo vencerá!, gritaban estas personas, destruyendo todo a su paso. Los residentes de Teherán se pusieron furiosos (…) y salieron en protestas antigubernamentales", recuerda Ibraguímova.
La situación empeoró con el crecimiento de la inflación. Los iraníes lo vincularon con la imposición del embargo a las importaciones de petróleo iraní.
"Una vez desclasificados los archivos de la CIA quedó claro que el crecimiento de precios en Irán en vísperas del golpe de Estado lo provocó Occidente. El Reino Unido y EEUU lanzaron deliberadamente cierta cantidad de billetes iraníes al mercado interior", recalca la autora del artículo.
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"Occidente entendió que la rebelión bajo lemas islámicos fue un tipo de venganza del pueblo por el derrocamiento de Mosadeq. Sin embargo, al idear la operación Ajax, los estadounidenses no podían imaginar que precisamente esta operación pondría fin al poder laico en Irán", asegura Ibraguímova.
Aunque la periodista destaca que Venezuela no es Irán y la Revolución islámica no la amenaza, las consecuencias del posible cambio de poder en la República Bolivariana podrían ser "impredecibles".