Sin embargo, la disparidad no solo se reduce dando más acceso a la educación superior, ya que cada vez son más las mujeres que ingresan a carreras consideradas masculinas. También es necesario generar herramientas que reduzcan la brecha de género en el ejercicio de la profesión.
Por eso la fecha se define como día 'de la Mujer y la Niña', porque se entiende que solo se podrán desterrar los estereotipos si se trabaja desde la infancia.
"Ahora hay estímulos, como las ferias de Ciencias. Todo eso es nuevo; en mi época no había. Sin embargo esto son núcleos pequeñitos, se necesitan políticas mayores, donde las niñas vayan viendo cómo pueden ellas llegar a ser científicas", dijo a Sputnik Elsa Rengifo, quien trabaja en el Programa de Investigación en Biodiversidad Amazónica, del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana.
En el ámbito científico son generalmente hombres los que lideran los equipos de trabajo y acaparan las citas académicas. Una de las explicaciones es que las mujeres muchas veces quedan relegadas cuando optan por la maternidad.
Esto genera una gran disparidad, sobre todo porque no existen mecanismos que lo tengan en cuenta, y por tanto terminan afectando el currículum de la investigadora. Para Paola Pinilla, astrónoma colombiana, a esto se suma que muchas veces los hombres tienen mayor confianza a la hora presentarse a concursos.
"Los hombres no dudan en su capacidad, mientras las mujeres tienden a presentar sus trabajos como conscientes de las cosas que pueden salir mal. Y eso es algo que las mujeres tenemos que trabajar, confiar en lo que sabemos y hacemos, y que somos tan buenas como ellos", indicó la investigadora colombiana.
Argentina es uno de los países de América Latina donde el movimiento feminista ha alcanzado una gran fuerza, con acciones colectivas como 'Ni una menos' o 'Mirá cómo nos ponemos', que han sido vanguardia a nivel mundial.
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Según Amaicha Depino, investigadora del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias, de la Universidad de Buenos Aires, este empuje también se percibe con las jóvenes que ingresan a estudiar. Incluso a ella le ha hecho tomar conciencia sobre algunas prácticas que es necesario cambiar.
"Yo organizo un simposio o un curso y se me ocurren solo hombres. Y recién ahora que el colectivo de mujeres lo puso en tema, y que uno está mucho más consciente, se da cuenta de que esto no puede ser así. Creo que eso es cambiar la cabeza, porque también las mujeres somos parte de que eso ocurra", señaló la científica argentina.