La electricidad provenía de una línea aérea de la que toman corriente los ferrocarriles eléctricos llamada catenaria, cuya energía puede tener un radio de acción de un metro, suficiente para quemar a cualquiera que se acerque.
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Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina, dijo a la prensa local que, "en instalaciones de alto voltaje, como este caso, la temperatura puede llegar a hasta 5.000 grados y la quemadura que provoca es muy grave. Además, la electricidad puede producir un paro respiratorio y cardíaco".
Los jóvenes fueron identificados como José Fonseca, de 18 años y Ciro Ferreyra, de 20 años, ambos de la ciudad de La Plata. Ambos amigos aprovecharon la temporada de playa para pasar unos días en la ciudad balnearia de Mar del Plata y al regreso decidieron no pagar el boleto del tren y se subieron al techo para evadir los controles policiales.
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Aunque lograron con éxito salir rumbo a Buenos Aires, el riesgo casi les cuesta la vida. No se imaginaron que a menos de 100 kilómetros de sus casas, les esperaba esta tragedia que les arrancó la piel de un tajo.
Ferreyra explicó a las autoridades que estuvieron todo el viaje entre dos coches, con medio cuerpo que sobresalía por encima del techo. El accidente provocó un corte de energía y el tren tuvo que interrumpir su servicio, mientras los pasajeros se vieron obligados a continuar caminando entre las vías.