"Creo que Europa parte de sus propios intereses políticos, que en este caso coinciden con los valores democráticos europeos; de este modo hay una justificación tanto política, como económica", dijo el experto a Sputnik.
"Pero esta vez, Europa eligió la misma línea política que EEUU, porque la situación en Venezuela se ha vuelto crítica no solo para la población del país, sino también para sus socios internacionales", subrayó Defraigne.
Añadió que "no se debe permitir que un país potencialmente rico se convierta en un desierto económico y una fuente constante de tensión política".
Contestando a la pregunta de cómo la situación en Venezuela podría afectar el mercado petrolero mundial, dijo que es difícil de predecir porque, como lo demuestra la experiencia, los países miembros de la OPEP "tienen bastante libertad para determinar los precios".
Las tensiones en Venezuela escalaron el 23 de enero, cuando el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral, de mayoría opositora), Juan Guaidó, se autoproclamó "presidente encargado" apelando a un artículo constitucional que prevé esa figura.
Fotos: Las dos caras de Caracas: las manifestaciones con los partidarios de Maduro y Guaidó
Previamente, el Parlamento había desconocido el segundo mandato de Nicolás Maduro, que comenzó el día 10, por considerar que fue resultado de unas elecciones "fraudulentas".
Rusia, China y Turquía, entre otros, expresaron su apoyo a Maduro como presidente constitucional.
México y Uruguay, por su parte, se declararon neutrales y convocaron a una conferencia internacional que se llevará a cabo este 7 de febrero en Montevideo para buscar, junto a la Unión Europea, una solución que incluya la celebración de elecciones.