"El Gobierno brasileño declara la guerra al crimen organizado: guerra moral, guerra jurídica, guerra de combate, no tenemos pena ni miedo de los delincuentes, a ellos que se les den las garantías de la ley y que las leyes sean más duras; nuestro Gobierno ya está trabajando en esa dirección", subrayó el líder ultraderechista.
El Congreso Nacional inició este lunes los trabajos de la nueva legislatura y Bolsonaro debería haber acudido a leer un discurso inaugural, pero no pudo hacerlo porque se encuentra hospitalizado desde hace una semana; en su lugar leyó el texto la primera secretaria del Congreso, la diputada Soraya Santos.
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En el discurso dirigido al Congreso, Bolsonaro mencionó algunos temas habituales en su agenda, asegurando que Brasil resistió décadas de una "operación cultural y política destinada a destruir la esencia más sencilla y solidaria del pueblo, representada en los valores de la civilización judeo-cristiana".
Además, aseguró que su Gobierno rechaza las dictaduras, la opresión y la falta de respeto a los Derechos Humanos, e hizo una inédita mención a sus rivales políticos: "Rechazamos, asimismo, la persecución a la oposición, a quien apenas pedimos respeto al país y dignidad en el ejercicio de su legítimo papel".
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Respeto a la política externa, Bolsonaro se limitó a decir que en los últimos años "Brasil dio la espalda al mundo libre y desarrollado", pero no apuntó cuáles serían las líneas maestras de su Gobierno en este sentido.
La aprobación de esta reforma, muy esperada por el mercado financiero, será la principal prioridad del Gobierno en su relación con el Congreso Nacional, ya que tendrá que sumar apoyos de varios espectros del arco parlamentario para que pueda salir adelante.